EDITORIAL
Toda precaución es poca con la Covid
La Unión Europea ha ofrecido a China vacunas contra la Covid-19 para ayudar a sus autoridades a contener un nuevo brote de la enfermedad, tras su decisión de acabar con las restricciones en todo su territorio. La propuesta fue realizada en los últimos días por la delegación de los 27 en el país asiático y todavía no ha obtenido respuesta y, paralelamente, la UE está afinando una acción coordinada ante la crisis del virus en China y se está concentrando en las restricciones de viajes, que molestarían tanto a Pekín como a la industria aérea mundial. China ya ha rechazado con vehemencia las restricciones de movilidad que algunos países de la UE han comenzado a imponer y ha advertido sobre “contramedidas” si tales acciones se amplían en los próximos días.
La Covid, que se extendió a través de las primeras variantes detectadas en este país, ha provocado una pandemia mundial cuyo balance en muertos supera los seis millones y sus repercusiones económicas y de salud mental son todavía hoy incalculables. Por tanto, las autoridades de Pekín y las de EEUU, si se confirma una nueva variante más agresiva que podría extenderse rápidamente, deben entender que bajo ningún concepto se puede volver a poner en peligro a la población mundial. Si algo hemos aprendido del coronavirus es que toda prevención es poca ante cualquier expansión que pudiera volver a desestabilizar la salud global.
Hay que exigir pautas completas de vacunación y PCR negativas porque lo que está pasando en algunos países, Gran Bretaña por ejemplo, es una temeridad. ¿Qué sentido tiene exigir ponerse la mascarilla cuando se entra en el espacio aéreo español si ya se ha estado una hora sin ella en un avión? China ha hecho todo lo contrario del mundo occidental: buscar una Covid 0 imposible con aislamientos y confinamientos salvajes y ahora quiere conseguir la inmunidad de rebaño eliminando de cuajo cualquier restricción, con lo que su población ha enfermado en masa y de golpe. Ha costado muchos esfuerzos y vidas recuperar la normalidad de la que disfrutamos para ponerla otra vez en peligro. Sin histerismos ni alarmismos, pero hay que controlar cualquier nuevo episodio global de este virus.
Estafas de toda la vida en red
El denominado estafador del amor ha aceptado tres años y medio de prisión por engañar a una leridana y obtener de ella 141.000 euros con falsas promesas amorosas. Este caso no difiere mucho de todas aquellas personas que han perdido miles de euros buscando dinero fácil a través de criptomonedas de solvencia no contrastada. Las redes tienen muchas ventajas, pero los peligros de siempre ante la ingenuidad o avaricia humana.