EDITORIAL
El problema de la vivienda
La tramitación de proyectos para pisos de obra nueva sigue al alza en las comarcas de Lleida y el pasado año el Colegio de Arquitectos de Catalunya (COAC) visó proyectos para un total de 784 viviendas, la cifra mayor de los últimos diez años, superando los 653 de 2018 y los 646 de 2021. Así lo constatan los datos que hizo públicos el miércoles y que muestran que los 709 proyectos visados en la provincia en 2022 suman 278.192 metros cuadrados, también la superficie más alta desde 2013, un 4% más que el ejercicio anterior y un 14,84% más que en 2019, antes de la pandemia. La superficie visada se ha incrementado tanto para el conjunto de la obra nueva, incluida la no destinada a viviendas, como para la residencial.
Sobre la primera variable, en 2022 el 67% de la superficie fue para proyectos de obra nueva, un aumento del 9,9% respecto al año anterior y un 21% más que en 2019. Por otro lado, el COAC detalla que solo el 33% de la superficie visada fue para rehabilitar viviendas. Por municipios, Lleida ciudad concentra el 34,4% del total de superficie de proyectos de construcción en la demarcación.
El resto está muy repartido y le siguen Guissona (3,5%) y Bellver de Cerdanya (3,2%). La construcción, sin duda, es un motor de la economía y su impulso es una buena noticia porque el mercado inmobiliario sufre un estrés estructural: los precios no son equiparables a los sueldos, las hipotecas van al alza y frenan las operaciones y el mercado de alquiler es insuficiente. Falta vivienda para todos los estratos sociales y no se construye de protección oficial, mientras que, por otro lado, encontramos todavía muchos pisos vacíos o bloques en manos de bancos o fondos de inversión sin salida al mercado y con el problema de la okupación que todos conocemos.
La administración tiene la obligación de diseñar un plan de construcción de viviendas sociales para dar cobijo a las capas más vulnerables e incentivar la construcción o rehabilitación para completar la recuperación lenta pero paulatina que ha recobrado este sector.
La pandemia que se aleja
La ministra de Sanidad, Carolina Darias, aseguró ayer que el fin de las mascarillas en el transporte público llegará tras la aprobación de su retirada en el Consejo de Ministros del próximo 7 de febrero. Un nuevo paso sin duda para dejar atrás la pesadilla de la pandemia pero que hay que aplicar con sentido común.
Los virus, tanto el coronavirus como el resto, encuentran en los espacios cerrados su mayor posibilidad de expansión, y convendría que aprendamos de esta crisis sanitaria que prevenir siempre es mejor que curar. Por tanto, el uso voluntario de este instrumento convendría no desterrarlo del todo.