Educación sexual frente a la pornografía

La igualdad de mujeres y hombres ha avanzado sustancialmente en las últimas décadas, a pesar de que todavía queda mucho por hacer, y el ámbito sexual no ha sido una excepción. Hace 35 o 40 años, lo más habitual entre los adolescentes y jóvenes era que ellos fueran los que tomaran la iniciativa para entablar relaciones. Ahora este rol se ha equilibrado mucho más, al margen de que se ha normalizado socialmente que haya parejas del mismo sexo.

Por eso, resulta paradójico que los datos demuestren que cada vez hay más menores de edad a los que se tiene que aplicar medidas judiciales al estar implicados en delitos contra la libertad sexual. Tal como publicamos en nuestra edición de hoy, el pasado año fueron 37 en Lleida, de los que 7 pasaron por un centro de internamiento, mientras que los treinta restantes las cumplieron en un medio abierto. Asimismo, la última memoria de Fiscalía, de 2021, detalla que se abrieron diligencias penales a 10 menores por este tipo de delitos, el doble que hace una década, igual que ha sucedido en el conjunto de Catalunya y España.

Las causas para explicar esta situación son diversas, pero los expertos y la propia Fiscalía coinciden en que una es el acceso a material pornográfico a través de internet a edades cada vez más tempranas. No se trata de adolescentes de 14 o 15 o 16 años, sino de niños de 10, 11, 12 o 13. Evidentemente, a estas edades es más que difícil que comprendan que lo que están viendo es una ficción y no pautas a seguir cuando se inicien en el sexo.

Además, la pornografía tiene varias características especialmente nocivas por el mensaje que transmite. Una es que el hombre siempre suele tener el papel dominante frente a la mujer; otra, que aunque inicialmente esta vea con desagrado una determinada práctica sexual o le cause dolor, finalmente siempre acaba disfrutando de la misma, y una tercera, que los adolescentes (y en especial las chicas) prueban todo tipo de prácticas la primera vez que mantienen una relación sexual. En este contexto, se entiende mejor que cada vez haya más agresiones sexuales por parte de menores, que entre ellos también se den casos de violaciones en grupo o que aumente la hipersexualización de los adolescentes en las redes sociales, como demuestran las imágenes que se hicieron virales de un grupo de chicas de entre 14 y 17 años perreando ante un grupo de chicos en una discoteca de Barcelona.

La única forma de prevenir la influencia perjudicial que genera la pornografía en menores sin la madurez suficiente para tener una visión crítica de la misma es reforzar la educación sexual, tanto en casa como en las escuelas. Cuando los padres entregan un teléfono móvil a un niño de 9 o 10 años, deben ser conscientes que les dan acceso a una cantidad ilimitada de todo tipo de información y contenidos, parte de la cual puede repercutir negativamente en ellos en diferentes aspectos.