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A las ciudades les bajan los humos. Y no hablamos de autoestima. A partir del año 2035 los turismos que salgan al mercado deberán ser de cero emisiones, lo que se traducirá en la desaparición de los motores tradicionales, que funcionan con combustible fósil.

Cuando todavía faltan doce años para iniciar el camino sin retorno hacia la conducción verde, un 44% de los coches nuevos que compran los leridanos ya utilizan motores alternativos. Sin embargo, solo en torno a un 9% son cien por cien eléctricos, lo que queda lejos de las expectativas oficiales. En total, se comercializaron 924 vehículos diésel, 1.963 de gasolina y 2.276 de otras motorizaciones.

Sobre el papel, los datos invitan al optimismo a medio y largo plazo, pero la radiografía del parque de turismos y todoterrenos en las comarcas de Lleida en 2021 no refleja una realidad tan verde. La edad media de los 235.863 coches supera los 15 años de antigüedad, por lo que muchos tienen problemas o están vetados para circular en las zonas de bajas emisiones de ciudades como Barcelona dado su alto índice de contaminación. El envejecimiento del parque automovilístico es un problema que va más allá de intentar frenar el cambio climático, ya que incluso afecta a la seguridad viaria, pero un coche eléctrico cuesta entre un 20 y un 25% más que uno de gasolina o diésel, lo que frena a muchos compradores.

Prueba de ello es que en países como Alemania, donde el gobierno ha hecho una apuesta clara por la electrificación, el índice de coches eléctricos vendidos es el doble que en España. Hasta 2023 la ayuda por comprarse un vehículo eléctrico en Alemania era de 6.000 euros, que en 2023 ha bajado a 4.500. Sin duda, este incentivo ha sido clave para sacar de las calles de las ciudades y de las carreteras interurbanas modelos más antiguos y más contaminantes.

El tiempo apremia, por lo que Gobierno y Generalitat deberían apostar de una forma clara e inequívoca por los incentivos económicos y en la instalación de puntos de recarga, todavía insuficientes, sobre todo si se tiene en cuenta que los vehículos con una autonomía superior a los 150 kilómetros son aún más caros.

Una buena noticia cultural

Guissona estrenó ayer el Teatre de l’Ateneu. En realidad, un reestreno, ya que fue inaugurado la fiesta mayor de 1923, hace la friolera de un siglo.

Después de 19 años de espera y tras una inversión de 3,8 millones euros, la segunda población de la Segarra vuelve a disponer de un equipamiento cultural de primer orden para acoger conciertos, obras de teatro o conferencias. El teatro tiene 395 butacas de capacidad. Una buena noticia para Guissona y toda su área de influencia.

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