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Decir que es profeta en su tierra es quedarse muy corto. Josep Vallverdú es un escritor respetado, admirado y querido no solo en su Lleida natal, sino en todo el país. Ayer arrancaron de forma oficial los actos del Any Vallverdú decretado por la Generalitat para conmemorar su centenario.

El Auditori Enric Granados, a escasos metros de la casa de la calle del Carme en la que nació el 9 de julio de 1923, acogió un acto en el que la emotividad estuvo a flor de piel. Vallverdú da nombre a un premio de ensayo creado por su buen amigo Jaume Magre, el instituto de Les Borges Blanques en el que marcó a varias generaciones de alumnos también se llama Josep Vallverdú y en Balaguer, ciudad en la que reside en la actualidad, su emblemático perro Rovelló tiene una escultura en la plaza del Pou. Son solo un ejemplo de los muchos reconocimientos que ya ha recibido.

Y los que vendrán. El Any Vallverdú permitirá redescubrir a un intelectual poliédrico. Ha sido un autor más que prolífico que ha destacado en la literatura infantil y juvenil.

Pero Vallverdú es mucho más. La editorial Fonoll tiene previsto recuperar este año uno de sus libros más lúcidos, Proses de Ponent. Vallverdú ha cultivado todos los géneros, pero su pluma ha sido especialmente brillante cuando ha ejercido de cronista.

Nadie como él ha explicado la realidad de Lleida. De hecho, fue el artífice y uno de los coautores de un libro clave para abortar el proyecto franquista de incorporar la demarcación de Lleida a la llamada Región del Ebro, lo que negaba la catalanidad de Lleida. Este globo sonda del franquismo se lanzó en 1963, hace ahora sesenta años.

Toda una bomba de relojería que desactivó Vallverdú. El libro Lleida, problema i realitat fue un puñetazo sobre la mesa en toda regla que movilizó a la sociedad leridana y dio a conocer la polémica al resto del país. Vallverdú también es quien acuñó –con fortuna– el nombre de Ponent para referirse a las comarcas del llano.

Siempre ha ido un paso por delante. En julio cumplirá cien años, pero nunca ha dejado de ser joven y estar atento a la actualidad. Sigue publicando en prensa (un lujo para nosotros) y sigue teniendo proyectos de futuro.

De hecho, hace poco más de un mes que presentó su nuevo poemario, Atresorat silenci. Vallverdú ha tenido una vida tan larga como intensa. Con su primera mujer, la pedagoga Isabel Arqué, puso en marcha la Escola Alba en 1969, un centro que en pleno franquismo enseñaba en catalán y lo hacía con una metodología moderna que se alejaba del estilo Florido pensil que imperaba en las aulas del franquismo.

Tras fallecer Isabel Arqué, Josep Vallverdú volvió a enamorarse y con 90 años conquistó a una vieja amiga, Antonieta Vilajoliu, a la que mandó 62 cartas de amor para convencerla. Como dice su amigo Francesc Canosa, “la otra gran obra de Vallverdú es su vida”. Y que dure.

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