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El deporte de base está viviendo el que seguramente es su mejor momento de la historia en las comarcas de Lleida, ya que sus clubes cerraron el pasado año con un total de 20.901 fichas de menores de 19 años, la mayor cifra de los últimos dieciséis años. Este registro se ha alcanzado solo dos años después de que las restricciones por la irrupción de la Covid provocaran la interrupción de la actividad, lo que comportó que bajara drásticamente el número de federados, rompiendo con la tendencia al alza de los anteriores ejercicios. La fuerza de la recuperación posterior hasta llegar a cotas que superan las anteriores a la pandemia es la mejor prueba de la buena salud de que goza el deporte de promoción.

Como sucede con las categorías profesionales, el fútbol sigue siendo el rey, con una sustancial diferencia con las demás. Ahora bien, la mayoría también están ampliando su base, y también hay que destacar que el número de fichas de los clubes femeninos se ha duplicado en los últimos tres lustros, aunque todavía está lejos del masculino, que cuenta con el doble. Esta fortaleza debe servir precisamente para abordar algunas cuestiones negativas de las que alertan profesionales que conocen de primera mano este sector.

Una es que faltan instalaciones. Es habitual que los responsables de las distintas administraciones afirmen que cuidar el deporte de base es primordial, pero lo cierto es que para eso se necesitan recintos donde poder practicarlo. Y Lleida ciudad es un claro ejemplo de que son necesarios más equipamientos, ya que la falta de horas para poder entrenar en los pabellones o en los campos de fútbol municipales hace que diversos clubes no puedan crear más equipos a pesar de tener demanda suficiente.

Y a esto hay que sumar déficits históricos que afectan a la práctica de diferentes disciplinas deportivas, como la carencia de un espacio cubierto para el atletismo o el mal estado del velódromo del Camp d’Esports. Otro elemento sobre el que advierten los profesionales es que cada vez hay una mayor presión por ganar. Es decir, que se traslada el modelo del deporte de élite a la base, cuando el objetivo primordial en estas edades debe ser la formación y, sobre todo, pasarlo bien.

Además, tampoco hay que perder de vista que hacer sobreesfuerzos de forma repetida cuando el cuerpo se encuentra en pleno crecimiento puede tener a la larga consecuencias negativas. En este apartado también hay que sumar la actitud de parte de padres convencidos de que sus hijos son potenciales Leo Messi, Pau Gasol o Alexia Putellas, por poner tres ejemplos, y son muy exigentes con ellos, o bien con los técnicos para que jueguen siempre. Y un tercer aspecto es el hecho de que hay clubes que inscriben a un número excesivo de niños y niñas en deportes de equipo porque así obtienen más ingresos, pero esto reduce las oportunidades de que todos puedan jugar en los partidos.

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