SEGRE

Creado:

Actualizado:

Los efectos del cambio climático son cada vez más acusados por lo que respecta al calor y a la sequía. La temperatura media lleva años en ascenso en todo el planeta, y Lleida y Catalunya no son una excepción, a pesar de que esporádicamente pueda haber alguna ola de frío, como ha sucedido este invierno, mientras que las precipitaciones siguen la tendencia inversa. Hace unos días ya alertábamos en esta misma sección de la necesidad de evitar el despilfarro de agua; este domingo, el director general de la Agència Catalana de l’Aigua (ACA), Samuel Reyes, fue más allá y calificó la situación actual de “crítica”, alertando de que Catalunya lleva más de tres años con lluvias por debajo de los registros normales, concretamente desde el temporal Gloria de enero de 2020.

Las reservas en los pantanos están bajo mínimos y el ACA prevé que a finales de año puede haber restricciones en el suministro de agua de boca en Barcelona, su área metropolitana y otras localidades si no llueve más durante la primavera y el otoño. La situación en Lleida no es precisamente mucho más halagüeña y si no mejora en las próximas semanas la campaña de riego que está a punto de comenzar puede verse seriamente afectada. El Canal de Aragón y Catalunya ya ha aprobado restricciones para su inicio, fijado para este jueves.

Mientras, el del Urgell no ha tomado de momento una medida similar, a la espera de si en los próximos días hay precipitaciones que ayudan a incrementar las muy pobres reservas de agua del pantano de Rialb y del de Oliana, de los que se abastece. No obstante, numerosos agricultores ya han optado de forma preventiva por sembrar cereales de invierno –trigo y cebada– en sus fincas en detrimento del maíz, debido a que la temporada de riego de los primeros acaba en mayo, mientras que la del maíz comienza entonces y se prolonga durante todo el verano. De esta manera, más del 50% de la superficie cultivada se ha destinado este año a trigo o cebada.

Más vale prevenir que curar, y por eso también es necesario acelerar al máximo los proyectos de modernización para sustituir el riego a manta por otros más eficientes, como por aspersión o goteo. El Canal d’Urgell, que es el principal de las comarcas de Lleida, lleva años planteando la ejecución de actuaciones en este sentido, pero a la hora de la verdad no las ha acabado de llevar a la práctica. Ahora, esta y todas las comunidades de regantes se verán obligadas de forma ineludible a hacerlo, porque todo apunta a que la combinación de olas de calor con periodos sin lluvia serán cada vez más frecuentes en el futuro.

Esto convertirá en indispensables todos los mecanismos que permitan ahorrar parte del agua que consume la producción agraria y ganadera. Y, lógicamente, la administración también deberá colaborar a la hora de financiar estas inversiones para preservar un sector que es básico para el país.

tracking