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Una feria que se prolonga un siglo y medio y cuyo crecimiento no solo es cuantitativo, sino que se diversifica y adapta a los tiempos, es un signo evidente de resiliencia y éxito, y esta capacidad agropecuaria y socioeconómica es lo que celebra estos días la Fira de Sant Josep de Mollerussa. Un certamen que nació ganadero y que, a medida que el campo se iba mecanizando, incorporó todo tipo de vehículos agrarios, desde los primeros tractores a las recolectoras de fruta, sulfatadoras, empaquetadoras, sembradoras, etc., hasta convertirse en la primera muestra catalana en su sector. Más tarde, cuando el automóvil se hizo indispensable y generalizado para la movilidad, se añadió el que ya es uno de los espacios más concurridos de la muestra, el sector de la automoción.

Y con las primeras crisis del agua o de los precios, el comité organizador añadió jornadas técnicas para acompañar, indicar o aconsejar a los payeses y granjeros sobre la adaptación de sus producciones al mercado o al clima. Ahora, con la escasez hídrica, Sant Josep se centra en el ahorro de agua y la transformación energética, vitales para afrontar la realidad del siglo XXI. Este certamen ha basado también su valor potencial en la comarca del Pla d’Urgell, una de las más importantes a nivel agrario de Lleida.

Ser la sede del Canal d’Urgell le ha añadido siempre un plus de excelencia, porque todo el llano de Ponent debe su progreso al sector primario y al agua. Son momentos de transformación, porque las energías fósiles dejan paso a las verdes y porque el ahorro del agua debe acometerse sin perder de vista que el campo y sus productos son la garantía de sostenibilidad económica en cualquier economía y tener un sector primario fuerte es siempre una garantía de futuro, como la pandemia nos demostró estos años pasados. Las pequeñas explotaciones disminuyen y crecen los grandes propietarios, por lo que hará bien la Generalitat en potenciar que los jóvenes puedan tomar el relevo generacional para que estas explotaciones no desaparezcan y eviten que las tierras se concentren en pocas manos.

Por tanto, felicitar al certamen y animarle a seguir marcando el ritmo de este mundo rural que cada vez debe cobrar más protagonismo y dar garantías de bienestar a sus ciudadanos.

Cólera social en FranciaEl ministro del Interior francés, Gérald Darmanin, ordenó ayer a la policía que extreme medidas para asegurar el orden público y garantizar la integridad física de los parlamentarios. Esta alerta se produce ante el estallido de cólera social que ha provocado la reforma de las pensiones.

Hará bien Emmanuel Macron en dialogar y buscar soluciones consensuadas y democráticas que eviten el caos en el país vecino.

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