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La moción de censura presentada por Vox, como ya estaba más que previsto, no prosperó y ha servido más como inicio de campaña electoral de las formaciones que para lo que la ley prevé sobre este instrumento político. De hecho, la artimaña propagandística esgrimida por Vox podría considerarse incluso anticonstitucional, porque las mociones se han de basar en dos preceptos: derrocar a un presidente del gobierno por casos de corrupción, cualquier otro supuesto político grave (como la de Pedro Sánchez a Mariano Rajoy que llevó al líder del PSOE a la Moncloa) o para que un candidato, aunque no tenga de antemano los votos suficientes para garantizarse el relevo al frente del ejecutivo, pueda presentar un programa alternativo en tiempos de crisis (la moción de Felipe González contra Aldolfo Suárez en 1980, que no ganó). La de Ramón Tamames no cumple ninguno de estos requisitos, ni tenía votos suficientes ni se ha presentado ninguna alternativa de gobierno.

Pero, premisas al margen, las dos jornadas de debate no han cumplido las expectativas que la ultraderecha preveía. Por una parte, el viejo profesor comunista se mostró caduco, tanto en las formas como en el fondo, y su discurso enrojeció a sus antiguos compañeros en la lucha antifranquista y, para colmo, tampoco tuvo la vehemencia que sus actuales compañeros de partido hubieran querido. Fiasco en toda regla.

En cambio, esta pantomima de moción ha servido para cohesionar un gobierno que hace quince días parecía casi roto tras las trifulcas por la ley del sólo sí es sí. Pedro Sánchez y Yolanda Díaz, a la que el presidente dio protagonismo, es de suponer que para desgastar a Podemos, son los grandes vencedores de la moción, y más cuando los principales problemas del Estado español recientes: el procés, la pandemia y la crisis energética no son ya clavos ardiendo y las previsiones de crecimiento fueron mejoradas ayer mismo por los indicadores y expertos. En cuanto al principal partido de la oposición, el PP, escogió la estrategia de la abstención, tanto en las votaciones como en la ausencia de su líder del debate.

Desconocemos si a la larga esta actitud le saldrá bien, porque es evidente que Núñez Feijóo necesitaría a Vox para llegar a la Moncloa en caso de sumar, pero este martes y miércoles, la incomparecencia del líder popular no ha sumado para su proyecto.

Medidas antisequía

La Generalitat debe ser rigurosa al señalar al sector primario, agricultura y ganadería, como primer consumidor de agua porque también es el primer productor de alimentos, especialmente Lleida. El ahorro de agua es necesario, es evidente, pero cada cuenca tiene necesidades diferentes a considerar.

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