EDITORIAL
Elecciones municipales del 28 de mayo
Ayer acabó el período para presentar las candidaturas que concurrirán a las elecciones municipales del próximo 28 de mayo, así como las coaliciones o paraguas bajo los cuales irá cada lista. En Lleida, también se elegirá en esa fecha el Conselh Generau d’Aran y en el resto del estado, autonómicas en Aragón, Principado de Asturias, Illes Balears, Canarias, Cantabria, Castilla-La Mancha, Comunitat Valenciana, Extremadura, Comunidad de Madrid, Región de Murcia, Comunidad Foral de Navarra, La Rioja y las Ciudades Autónomas de Ceuta y Melilla. Por mucho que en estas comunidades el foco se centre en PSOE, PP, Podemos y sus diferentes marcas, y Vox, para tomar puntos de referencia, tanto a la derecha como a la izquierda, de cara a las generales españolas, en Lleida y resto de Catalunya el pulso no sigue los mismos parámetros y aquí las miradas están más enfocadas a saber si ERC consigue ponerse también en los comicios locales por delante de Junts, tanto en número de alcaldías como en representantes en los consells comarcals y las diputaciones, administraciones que se eligen con base en los resultados de las municipales.
En principio, la disgregación de la antigua CDC en diversas facciones y partidos puede favorecer una hegemonía de ERC, pero hasta que las urnas emitan su veredicto se hace difícil hacer pronósticos. También es complicado aventurar si la buena salud de la que goza ahora el PSC en toda Catalunya –fue el partido más votado en febrero de 2021 en el Parlament–, se trasladará a una mejora en número de alcaldías, ahora muy por debajo de las que tuvieron en el pasado. Barómetros al margen, lo que los ciudadanos tienen muy claro es que el 28-M se vota básicamente a aquellos hombres y mujeres que han de mejorar la vida cotidiana en el eslabón primero y primordial de la administración: su municipio.
Unos entes que se ocupan de la gestión del agua de boca, de la limpieza de las calles, del bienestar colectivo de niños y ancianos y de la atención a los más vulnerables. Pero la figura de los entes locales no se centra solo en gestionar impuestos y ordenar el espacio y bien común, de sus decisiones y aciertos depende la vitalidad económica de pueblos y ciudades, la equidad entre sus vecinos, la sostenibilidad presente y futura de los proyectos que impulsan, la promoción cultural y deportiva y, en definitiva, la personalidad y pluralidad de los ayuntamientos que gobernarán. Encontraríamos decenas de ejemplos de pueblos que gracias a sus concejales y alcaldes y alcaldesas han logrado instrumentos de progreso y convivencia modélicos, desde geriátricos más humanizados y personalizados, a grandes marcas turísticas, deportivas o económicas.
Pero no nos corresponde a nosotros el veredicto, sino a los votantes, que tomarán la palabra y las papeletas el último domingo de mayo tras una campaña electoral que se iniciará el 13 de mayo.