SEGRE

EDITORIAL

La gestión del agua, un debate ya inaplazable

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El Canal d’Urgell garantiza un caudal mínimo para dar agua a las poblaciones que beben del Principal y, de este modo, evitar que los depósitos puedan vaciarse durante los meses de verano si sigue sin llover lo suficiente para llenar los embalses. Por su parte, SEGRE ya informó hace unos días de que las reservas para el abastecimienento de Lleida capital y los municipios de Pinyana y el Ribagorçana no tienen nada que temer para el consumo de boca. Tampoco se preven problemas de agua de boca en el Pirineo.

Evidentemente, estamos hablando de la cuenca del Ebro, porque las internas, de las que depende Barcelona y área metropolitana, tienen otra problemática debido al gran número de habitantes a los que proveer de suministro. La preocupación de la sequía en Lleida se centra sobre y ante todo en la agricultura, tanto la de secano, que ya puede dar por perdida la cosecha, como la de regadíos, que verá muy mermadas sus producciones por la falta de lluvias. El Canal d’Urgell cerró anoche la campaña de riego en el Principal, una medida excepcional que adopta por primera vez en su historia y afecta a 50.000 hectáreas.

Lo hace tras abrir la temporada el 27 de marzo ante la grave situación en la cuenca del Segre, donde Oliana y Rialb solo almacenaban ayer 58,5 hectómetros cúbicos de los que 35 deben estar garantizados para abastecimientos. Durante todo el fin de semana los embalses han perdido 4 hectómetros cúbicos pese a las lluvias registradas el sábado. Ante la previsión de graves pérdidas, el Canal d’Urgell ya acordó este mes abrir la puerta a la declaración de zona catastrófica y a que la Confederación Hidrográfica del Ebro tome medidas excepcionales, para las cuales requiere de un articulado legal de Madrid, como está haciendo la Generalitat en el resto de Catalunya a través de la Agencia Catalana del Agua (ACA).

Los regadíos del canal Auxiliar o subcanal no tendrán tanta carestía porque reciben agua del Pallaresa, con más reservas en Camarasa. Llegados a este punto, debemos insistir en las reiteradas demandas de optimización de recursos, que solo pueden llegar de la mano de la modernización, y también es necesario llegar a un acuerdo con las hidroeléctricas, que tienen concesiones de agua, para poder armonizar más agua del Auxiliar al Principal cuando sea necesario, pero esto, evidentemente, no puede hacerse de hoy para mañana, porque requiere también de obras que no se pueden improvisar y costes que hay que sufragar. Por tanto, y a la espera de que las lluvias lleguen pronto y puedan diezmar los daños, es imprescindible, inaplazable y urgente diseñar una hoja de ruta de cómo converger los intereses del campo, la ganadería, la explotación forestal, el turismo y los abastecimientos industriales y del hogar con la escasez de agua que cada vez padeceremos más a menudo.

Y esta nueva cultura ha de liderarla la administración.

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