EDITORIAL
Es hora de pasar de las promesas a la realidad
Llevamos años hablando de modernizar el Canal d’Urgell y desde el 2005 con presupuestos, compromisos y planes de ejecución, pero todavía no se ha licitado ninguna obra. La Generalitat propone el reparto del 60 por ciento con aportación de la administración catalana y el 40 por ciento restante del Estado y ambos cuentan con fondos europeos para poder iniciar los trabajos. Bien, pues si el dinero está y tanto Canal como regantes y el Estado en su globalidad están de acuerdo, la pregunta es sencilla.
¿Por qué todavía no hemos pasado de las promesas a la realidad? Entre 2005-2008 ya hubo un período prolongado de sequía pero afectó básicamente a las cuencas internas y al Noguera Ribagorçana, pero era en ese momento cuando debía haberse acelerado la optimización de los recursos y no esperar a que la realidad actual haga inaplazable esta modernización, que ya llega tarde. Es evidente que esta aportación totalmente pública a este ahorro sustancial de agua comportará nuevos debates, no siempre fáciles en las comarcas de Lleida, con un reparto de caudales muy prefijados para todos los usos y en el que la palabra trasvase enciende todas las alarmas, pero en algún momento habrá que abordarlo y más si la Generalitat y el ministerio asumen el 100 por ciento del pago de estas obras. Ahora estamos en plena sequía y el Segarra-Garrigues, por poner solo un ejemplo, no tendrá agua para regar, siendo un canal que ya se ha construido con los instrumentos más avanzados de ahorro de suministro.
Cuando el Urgell esté modernizado y haya agua suficiente, además del Segarra-Garrigues, ¿se podría derivar el agua sobrante a las cuencas internas? Es una pregunta obvia que tarde o temprano alguien pondrá sobre la mesa. Pero sin duda, antes de que se ponga sobre la mesa la nueva cultura del agua y su uso sostenible y equitativo sin líneas rojas territoriales, es necesario comenzar la casa por los cimientos y esto pasa irrenunciablemente por la modernización. Antes solo se podía rezar en tiempo de falta de agua, ahora hay mecanismos tecnológicos suficientes para que la problemática sea menor, como ya se aplica en otros canales de la propia Lleida y del Estado.
De hecho el Urgell es el único gran canal que depende de la administración central que no está modernizado. Por su parte, la junta de gobierno de la Confederación Hidrográfica del Ebro (CHE) declara la situación de excepcionalidad por sequía extraordinaria en la cuenca del Segre. Este trámite político será un apoyo para los regantes de cara a tramitar ayudas a las administraciones públicas y para la propia reducción del IRPF de la que hablamos ayer, aunque la CHE ha rechazado fijar restricciones en los municipios que abastece el canal de Urgell y dice que es competencia de la comunidad de regantes, que ya han tomado las medidas oportunas para garantizar los abastecimientos.