EDITORIAL
Hundimiento de la renta agraria
Decenas de tractores hicieron ayer una marcha lenta y posterior concentración para exigir respuestas y soluciones a la situación de sequía. La protesta fue convocada por Unió de Pagesos (UP) de forma simultánea en capitales catalanas. Durante la protesta, los agricultores cortaron un árbol seco de la plaza de la Pau “en representación de lo que puede pasar”.
El acto finalizó con la lectura del manifiesto, donde aparte de poner énfasis en la grave situación que sufren los payeses y ganaderos por la escasez hídrica, también se ha criticado el aumento de la burocracia que deben soportar con la imposición del nuevo Cuaderno integrado de explotación (QIE). UP denuncia la falta de planificación e improvisación de la CHE por las recientes restricciones de riego en la cuenca del Segre y del Ebro en general, que depende de la Confederación, contrariamente a las cuencas internas de Catalunya, que son competencia del ACA, por tanto, de la Generalitat. El sindicato agrario considera imprescindible que se les informe, de forma totalmente transparente, de la gestión que se ha llevado a cabo de los recursos de la cuenca del Ebro y de los sistemas que lo integran.
No entienden cómo a finales de la campaña de riego del año pasado se aseguraba que la presente estaba garantizada y ahora se ha cortado el suministro. También acusan a las hidroeléctricas de haber “turbinado” sin medida para generar dinero, lo que provoca que ahora no haya reservas y reclaman al gobierno español medidas económicas urgentes, como ayudas directas, financiación y desarrollo rural de la PAC. También obras de emergencia para facilitar agua que asegure los abastecimientos imprescindibles para la supervivencia del ganado y de las plantaciones de frutales.
UP, además, urge al departamento de Acción Climática a la utilización de aguas de depuradora para usos varios. Si bien es cierto que todas estas medidas son vitales para que no tengan que abandonar la agricultura decenas de agricultores, que ya han visto muy mermada su economía por las heladas del pasado año y la crisis de precios de hace años, las culpas de la actual situación tienen otras muchas causas. Primero, la sequía del 2008 debía haber servido de aviso para ir cambiando la cultura del agua y, sobre todo, haber modernizado antes miles de hectáreas del Canal d’Urgell, que lleva años con los proyectos sobre la mesa.
Las inversiones del ACA para mejorar todas las redes, evitar fugas y fomentar el ahorro, también han brillado por su ausencia por el poco presupuesto que ha tenido este organismo. En cuanto a la Confederación, es evidente que ha reaccionado tarde y que debía instar al Estado a invertir antes en los riegos sostenibles. Pero ahora, con la actual situación y si las lluvias no lo remedian, solo cabe ayudas directas que eviten el hundimiento de la renta rural y comenzar de verdad a diseñar una nueva y más eficaz gestión del agua.