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La adolescencia es una etapa caracterizada por los cambios físicos y psicológicos, en la que suele ser habitual que haya tirantez en las relaciones con los padres y los mayores. Por su parte, muchos adultos tienden a minusvalorar las opiniones de los adolescentes, al considerar que no tienen suficientes conocimientos sobre la realidad cotidiana y que les falta experiencia. Sin embargo, las propuestas para sus municipios y comarcas de los alumnos de Secundaria de 22 centros de Lleida que SEGRE ha recogido con motivo de las elecciones municipales, en una serie de reportajes que concluyen hoy, están llenas de sentido común.

Sus autores son mayoritariamente jóvenes de entre 15 y 17 años, que no podrán votar el próximo domingo. Este colectivo es uno de los principales usuarios del transporte público urbano e interurbano, porque a estas edades tienen autonomía para desplazarse pero no disponen de vehículo propio, y también de las plazas y parques públicos. Pues bien, llama la atención que los estudiantes de casi todos los centros de Lleida ciudad y de otras localidades que han expresado su opinión coinciden en la necesidad de mejorar el funcionamiento de la red de autobuses, ya sea porque sus horarios no se adaptan a las necesidades de la ciudadanía, porque no cumplen los que están fijados o porque faltan frecuencias de paso.

Otro punto en el que hay casi unanimidad es en pedir una mejora de los principales espacios públicos de los distintos municipios con un mejor mantenimiento y reclamando pequeñas actuaciones que faciliten convertirlos en zonas que puedan acoger distintas actividades deportivas, culturales y de ocio. En este sentido, hay que destacar otra demanda generalizada: que los municipios habiliten locales de ocio específicos para los menores de 18 años. Precisamente, esta propuesta constituye el reverso de las frecuentes quejas de vecinos por la práctica del botellón por parte de grupos de jóvenes en la vía pública.

Es obvio que un excesivo consumo de alcohol tiene consecuencias muy negativas para los adolescentes, pero también es cierto que casi nadie se ha planteado alternativas de ocio para ellos, que, por motivos de edad, tienen prohibido o bien restringido a determinados días y horarios el acceso a discotecas y bares musicales. También plantean que no se sienten seguros, especialmente las chicas, cuando salen de noche, por lo que piden una mejor iluminación y más vigilancia policial. En suma, el grueso de sus peticiones no comporta grandes inversiones, sino principalmente una mejor gestión de algunos servicios, que los pueblos y ciudades estén mejor cuidados y que los que los gobiernan tengan en cuenta las necesidades de toda la ciudadanía.

Harían bien nuestros políticos en tomar nota de estas y otras peticiones, incluidas las que constatan cierto hartazgo por los enfrentamientos estériles y el incumplimiento de promesas.

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