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La manifestación del sector agrario de Lleida en Barcelona contó con centenares de agricultores afectados por el cierre del Canal d’Urgell y del Segarra-Garrigues, un mes después de que se implementara a causa de la sequía. Los movilizados fueron recibidos por el presidente del Govern, Pere Aragonès, y por la consellera de Acción Climática, Teresa Jordà, a quien trasladaron las graves consecuencias de limitar el riego de las cosechas. Los manifestantes exigieron ayudas inmediatas y una mejor gestión del agua a las administraciones ante la crisis por la sequía.

El portavoz de la nueva plataforma, Jaume Perera, reiteró que el sector está ante una “muerte anunciada” si no se actúa rápidamente. “Hace falta una solución de país”, dijo, remarcando que la falta de agua “no es solo un problema del sector agrícola”, sino que implica también a los ciudadanos o las industrias. Perera recordó que Catalunya es autosuficiente alimentariamente, pero que si se llega al peor de los escenarios de la sequía y desaparece buena parte del sector agrícola, eso se perderá.

“Dependeremos de los alimentos que vengan de fuera, las multinacionales llegarán y adquirirán nuestras fincas, plantarán lo que querrán y marcarán los precios que les dé la gana, y lo notaréis en el súper, cuando queráis una barra de pan o un kilo de fruta”, avisó. Ya decíamos ayer que la importancia de las producciones agrarias, ganaderas y agroindustriales de las comarcas de Ponent y el Pirineo es básica para mantener, sobre todo, las pequeñas y medianas explotaciones agrarias que han vertebrado y traído progreso a nuestras comarcas, pero que llevan tiempo viendo un retroceso evidente en su renta agraria. Una situación que la escasez hídrica puede agravar y herir mortalmente al sector primario leridano.

Las administraciones, todas, desde las locales a las del Estado, deben entender que este no es un asunto solo de payeses y ganaderos, es un problema de país que va mucho más allá de las producciones de este año. Harán bien todos estos representantes públicos en tomarse en serio esta crisis y dotar a la ruralidad de los instrumentos que necesita para subsistir. Porque las pérdidas, si finalmente no llegan lluvias abundantes que puedan recuperar los embalses, se trasladarán al consumidor y a todos los sectores que directa o indirectamente tienen sinergias con el campo.

Los bistecs, como muy bien dijo Jaume Perera, también necesitan agua. Esperamos que hayan tomado nota y que, además de buenas palabras, lleguen los hechos. A destacar en la protesta de ayer la unión de todos los sectores implicados, desde canales y sindicatos a agrupaciones de productores y diferentes sensibilidades políticas.

En demasiadas ocasiones las rivalidades de partidos o protagonismo sindical devalúan reivindicaciones necesarias y que competen a toda la sociedad, como esta que vivimos en este momento.

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