EDITORIAL
Aviso para navegantes
La abstención y el castigo electoral han aumentado en Lleida y toda Catalunya a tenor de los resultados de las elecciones del día 28. La participación en unas municipales desde las primeras de la democracia (1979) se había situado en las 11 citas anteriores entre el 60 y el 70% y el pasado domingo cayó por primera vez por debajo del 60. Fue nueve puntos inferior a la de 2019 y se situó en el 59,49%.
Esto significa que hubo 26.883 votantes menos en Ponent, Pirineo y Aran, a los que cabe sumar los votos en blanco (que cuentan como votos emitidos), casi 600 más, hasta los 4.922, y los votos nulos, que se han disparado un 70% y de los 2.495 de 2019 se ha pasado a 4.259. En este caso, hay ejemplos remarcables como el de Lleida ciudad, donde los votos nulos se han multiplicado casi por cuatro (de 223 a 842) y los votos en blanco, de 393 a 1.037. En Tàrrega, en 2019 hubo 37 nulos y el pasado domingo, 153.
En Corbins, donde ERC tenía la alcaldía asegurada al ser la única lista, el primer edil electo, Jordi Verdú, recibió 418 votos, pero en paralelo hubo 45 en blanco y 57 nulos: 102 votos con mensaje para el alcalde, que durante la campaña animó a votar, aunque fuera en su contra. La abstención ha castigado especialmente a los partidos independentistas, que son los que más votos han perdido. Durante la campaña electoral, hubo una corriente en las redes sociales animando a castigar a las agrupaciones soberanistas por su falta de entendimiento, aunque también hay expertos que opinan que se ha castigado igualmente las acciones de los gobiernos.
Además, el votante de izquierdas se desmoviliza con mayor rapidez porque es más crítico con los suyos. Entre las capitales de comarca, la más abstencionista el pasado domingo fue La Seu d’Urgell, con un 49,74% de participación. En Lleida ciudad, fue del 51,5%.
Sea como sea, los números ahí están y harán bien todos los representantes de las administraciones públicas en analizarlos detenidamente y obrar en consecuencia, porque nunca es bueno para la democracia que los ciudadanos pierdan la esperanza de que votando conseguirán una sociedad más justa para todos. El desánimo solo favorece a los populismos.Una buena temporadaEl Força Lleida no pudo el sábado forzar el quinto partido que le hubiera dado la posibilidad de poder superar la serie, disputar la Final Four y seguir aspirando al ascenso a la ACB. Y es evidente que el desánimo se apoderó de los jugadores, pero, pasadas unas horas, tanto directiva como entrenador, equipo y afición pueden estar muy satisfechos porque pese a no lograr el ascenso se ha conseguido una comunión excelente entre jugadores y afición y no fue fácil perder a Michael Carrera a mitad de temporada y seguir jugando bien.
La nota es alta.