EDITORIAL
Vox ya manda en Valencia... y mandará más
El Partido Popular y Vox alcanzaron ayer un preacuerdo para formar un gobierno de coalición en la Comunitat Valenciana, tras una reunión que duró tres horas y en la que ambos partidos acordaron la puesta en marcha de este ejecutivo sobre cinco ejes: la libertad para elegir en todos los ámbitos, educativo y de la vida privada, el desarrollo económico, la potenciación de la sanidad y los servicios sociales, la protección de las señas de identidad valencianas y el apoyo a las familias como “núcleo fundamental de la sociedad”. De este modo, se confirma el cambio de rumbo político de la comunidad y se oficializa el fin del llamado pacto del Botànic rubricado en 2015 entre el Partido Socialista del País Valenciano (PSPV-PSOE) y Coalició Compromís (Compromís), con el apoyo de Podemos (Podem). Pero previo a este pacto, Vox ha tenido que claudicar con la “línea roja” que había marcado el PP, cediendo la cabeza de su candidato, Carlos Flores, que fue condenado hace años por violencia machista.
Así, dejará su acta en las Cortes Valencianas, pero, a cambio, ha sido “premiado” porque será el número uno de la lista por Valencia para las próximas generales, con lo que a buen seguro tendrá un cargo.Este pacto del Partido Popular con la ultraderecha es el de más calado que ha fructificado, de momento, a partir de los resultados de las elecciones municipales y algunas autonómicas celebradas el pasado 28 de mayo. Pero a buen seguro llegarán más y sin tener que esperar demasiado tiempo. Aragón puede seguir el mismo camino, al igual que Baleares, Murcia o Extremadura, por poner algunos ejemplos.
En cuanto a ciudades, la suma de la derecha también puede mandar en capitales como Toledo, Burgos o Valladolid. Y es que la formación de Santiago Abascal está presionando para sellar acuerdos en la abultada cifra de 135 municipios españoles en los que sus votos son necesarios para evitar gobiernos de izquierdas. Así las cosas, está claro que vamos a ser testigos de cambios de rumbo de 180 grados y todo ello a la espera de las elecciones generales de julio, que, según la mayoría de encuestas, van a certificar este vertiginoso viraje hacia la derecha si los electores no le ponen remedio, y todo ello pese a los logros sociales que el actual ejecutivo formado por PSOE y Podemos ha conseguido en los últimos años.
Como laboratorio de este cambio está el ejemplo del Gobierno de Castilla y León, donde, en poco más de un año, Vox ha cuestionado avances tan importantes para la sociedad en general como son el derecho al aborto, la labor sindical, la violencia de género o la memoria histórica. De todas formas, y como decíamos antes, lo que suceda el 23 de julio dependerá de lo que decida la ciudadanía con su voto, así que debemos apelar a ella porque su decisión será del todo crucial, quizá mucho más que en otras ocasiones.