EDITORIAL
La economía y el debate identitario del PP
La economía española sigue aguantando bien. El Banco de España se suma a la tendencia creciente de todo tipo de organismos y centros de estudios de revisar al alza el crecimiento del PIB para este año. En concreto, lo corrige siete décimas al alza hasta situarlo en un 2,3%, por encima de las previsiones del Gobierno, mientras que modera su previsión de inflación, y la rebaja medio punto, hasta el 3,2%.
Para explicar la corrección al alza del PIB, el Banco de España suma una confluencia de factores. Básicamente, un final del 2022 mejor de lo que en un principio se había pronosticado, a lo que se añade un crecimiento de medio punto en el primer trimestre del año, y el cálculo de que en el segundo trimestre la economía crecerá todavía más, un 0,6%. La expansión de la actividad en estos primeros meses del 2023 se basa en el abaratamiento adicional del gas, y con ello también de la electricidad, la desaparición de los cuellos de botella en los procesos productivos, la estabilización de los mercados financieros después de las alarmantes turbulencias de marzo, así como el dinamismo del turismo.
Pese a estos datos económicos esperanzadores, todas las encuestas electorales del 23-J pronostican una victoria de la derecha del PP, que junto con la extrema derecha de Vox tendrían muy cerca, siempre según estos sondeos, la Moncloa y la mayoría parlamentaria suficiente para desbancar a PSOE-Sumar. Si esta tendencia se consuma, las conclusión es clara, la mayoría de españoles priman más los temas identitarios e ideológicos que la economía y se sienten cómodos con un poder judicial que ejerce también de brazo político. Los pequeños pasos dados por Pedro Sánchez para tratar la cuestión catalana y vasca como lo que es, un problema político no resuelto, y la conversión de Bildu en una agrupación política más del arco parlamentario, pueden pasarle más factura a Sánchez que la propia Covid, el alza de los precios o los mil y un problemas que el gobierno del estado ha tenido que gestionar en la peor crisis sanitaria de nuestra historia contemporánea.
Las dos Españas de Machado siguen muy presentes y el predominio mediático de la conservadora y ultraconservadora se está imponiendo. Catalunya y Euskadi son dos idiosincrasias a parte, pero dado que su concierto ha sido fundamental en estos últimos 40 años para formar y sostener a los ejecutivos de Madrid, harán bien tanto PSOE como PP en no olvidar que es muy difícil conseguir estabilidad en el Estado sin el beneplácito de estas dos nacionalidades históricas, bastante hartas ambas de ser el motor económico de España a la vez que su principal pim pam pum electoral, sea por el independentismo, los indultos a los condenados del juicio al procés o por la incorporación de Bildu al debate político. Allá cada cual, pero la radicalidad del PP contra el nacionalismo catalán no es evidentemente la solución a nada.