EDITORIAL
La cultura, en continuo movimiento
La actual temporada sardanista en Lleida ya está en plena ebullición con la época estival. Superados los años de parón por la pandemia, los más de 3.000 integrantes de agrupaciones y colles de las comarcas de Lleida han recuperado la energía. La revolución mediática impulsada por la canción Coti x coti de The Tyets ha animado a seguir enfrentándose al gran reto del colectivo: atrapar a los jóvenes para erradicar la etiqueta de que las sardanas son cosa de mayores.
La buena salud de la sardana en Ponent se mide también por cifras: unos años atrás costaba llegar a la veintena de aplecs anuales y este 2023 sumarán 24. Lo mismo ocurre con los concursos de colles: de catorce se pasará este año a veinte. Son números para mirar con optimismo una tradición que tiene futuro.
Así se refleja, por ejemplo, en los más de 700 escolares que participaron el mes pasado en Mollerussa en la Trobada Intercomarcal del proyecto Saltem i Ballem, un programa impulsado desde hace 33 años por la Federació Sardanista de Lleida para introducir la sardana y su aprendizaje en las escuelas. A menudo tendemos a encasillar tradiciones y sea por dogmatismos estériles o por falta de imaginación o talento para modernizarlas permitimos que estas señas de identidad pasen al baúl de los recuerdos o al cajón de folklore a preservar. Una cultura que no está viva no pervive.
Aplaudimos a quienes dirigen el mundo de la sardana, desde las federaciones, les colles o la composición, por el esfuerzo que hacen para acercarla a los más jóvenes y asegurar así su futuro.
Putin, debilitado
Vladímir Putin recordará el día 24 de junio de 2023 como uno de los más duros de su vida política. Desde que llegó al poder en el año 2000 nunca antes se le había visto tan débil frente al desafío de una de sus criaturas, el jefe de Wagner, Yevgueni Prigozhin.
La furia de Prigozhin contra los generales rusos derivó el sábado en una rebelión que amenazaba con desestabilizar el Kremlin con una marcha de mercenarios hacia Moscú, abortada por la intervención del presidente bielorruso, Aleksandr Lukashenko, como mediador. Prigozhin aceptó refugiarse en Bielorrusia, pero Putin sale muy debilitado. Ni siquiera este desenlace con muchos interrogantes hará que se borre de nuestra memoria la imagen de un Putin desencajado que prometía castigar a los traidores, encabezados por quien ha sido uno de sus más fieles escuderos.
El “divide y vencerás” que aplica Putin se ha vuelto en su contra. Y para mayor escarnio esta sublevación fallida tiene lugar en plena contraofensiva ucraniana. Es difícil augurar un futuro en esta guerra, pero está claro que el dictador ruso está hoy más débil que ayer.