EDITORIAL
Hay que volver a regar
El cambio climático y los períodos de sequía cada vez más frecuentes que nos indican los expertos obligan a una nueva cultura del agua. Es imprescindible diseñar planes hidrológicos para buscar la eficiencia y máxima reutilización de este recurso natural que tanto progreso ha comportado en todos los sectores de nuestra sociedad desde hace ya más de un siglo. Por tanto, no se pueden poner peros ni trabas a las iniciativas que se tomen en la búsqueda de este aprovechamiento óptimo del agua.
Es obligación de todas las administraciones revisar las pérdidas en las conducciones del suministro doméstico, las concesiones, los aprovechamientos y por supuesto la modernización de los regadíos y la búsqueda de cultivos que consuman menos agua y puedan ser igual de rentables. Y es evidente que en la actual campaña se ha rozado el poste del desastre por los bajos niveles acumulados en los pantanos y por confiar demasiado en que tarde o temprano acabaría lloviendo. Cierto, pero ya ha llovido y los pantanos que suministran al Aragón y Catalunya, Pinyana, el Urgell y el Segarra-Garrigues ya no viven la dramática situación de principios de mayo.
Por tanto, con toda la previsión para los abastecimientos de boca y reserva de caudales ecológicos, ha llegado el momento de volver a abrir el grifo para los agricultores y ganaderos, porque están en juego los ingresos de miles de familias y a día de hoy ya se puede asegurar la supervivencia de los árboles, y más cuando el Auxiliar no ha tenido problema alguno y los cultivos de verano ya no se han sembrado. Las ayudas para los que han perdido la producción de invierno y para aquellos que no han podido sembrar en verano deben concretarse y hay que insistir, más que nunca, en la eficiencia, digitalización y modernización, pero los afectados creen que ya hay agua suficiente para salvar las producciones y merecen ser escuchados. La falta de previsión o exceso de confianza en la pluviometría y las estadísticas no puede dejar sin agua todas las explotaciones que están en peligro.
Día del Orgullo
Miles de personas salieron ayer a la calle en todo el Estado para reivindicar los derechos de todos los colectivos LGBTIQ+, en un momento en que la derecha más reaccionaria amenaza con dar pasos atrás en la libertad sexual que ha costado tantos años conseguir. Nadie con sentido común y un mínimo de empatía con el prójimo puede oponerse a que cada persona elija libremente a quién amar o que el sexo biológico con el que uno nace no tiene por qué coincidir con el género con el que se siente identificado. Es una cuestión puramente de libertad personal y de respeto colectivo a los demás.
Todo lo demás son prejuicios.