EDITORIAL
¡Feliz siglo, maestro!
Cuando el poeta Àlex Susanna dirigía el Institut Ramon Llull definió a Josep Vallverdú como un “escritor total”. Así lo presentó ante profesores que impartían clases de catalán en universidades de todo el mundo. Razón no le faltaba a Susanna.
A Vallverdú no hay género que se le resista y trabaja la lengua con precisión quirúrgica, tal vez porque “es la primera patria”, según sus propias palabras. Un día como hoy de 1923, hace exactamente cien años, nacía en la calle del Carme de Lleida este escritor legendario, que sigue en forma. En pleno centenario ha publicado tres libros y tiene otros dos en cartera.
Ha destacado como autor de literatura infantil y juvenil, baste recordar su ya mítico Rovelló, pero ha sido especialmente brillante cuando ha ejercido de cronista. Nadie como él ha explicado la realidad de Ponent. De hecho su pluma desactivó una bomba de relojería del franquismo, que pretendía anexionar Lleida a la llamada Región del Ebro y negar su catalanidad.
Vallverdú fue artífice y coautor de Lleida, problema i realitat, un libro que movilizó a la sociedad leridana y dio a conocer la polémica al resto del país. Vallverdú también es quien acuñó Ponent como topónimo para referirse a las comarcas del llano. Proses de Ponent, Indíbil i la boira, En Roc drapaire.
la lista de títulos que ya forman parte de la literatura catalana es impresionante. Pero como dice Francesc Canosa, autor de la biografía en forma de entrevista Tu, Vallverdú (Fonoll), “su otra gran obra es su vida”. Con su nacimiento Vallverdú dice que precipitó el golpe de estado de Primo de Rivera.
Desde entonces, su vida ha estado ligada a hechos históricos que suponen una lección acelerada del siglo XX: las banderas republicanas ondeando al paso de Francesc Macià cuando hizo la Primera Comunión, la guerra en plena adolescencia y, por supuesto, la larga dictadura que marcó su vida adulta y le instó a tomar partido. Cada libro, cada traducción, eran su manera de luchar contra el franquismo, de recuperar el catalán en unos años oscuros. Por eso cuando su buen amigo Jaume Magre le propuso crear un premio literario que llevara su nombre solo puso una condición: que fuera de ensayo.
No le daría tantas alegrías como un galardón de novela, pero el país necesitaba pensadores. Este compromiso inquebrantable le ha convertido en un autor muy querido y respetado, sobre todo entre las generaciones de alumnos que formó en el instituto de Les Borges Blanques, que ahora se llama Josep Vallverdú. Ha sido un intelectual poliédrico.
En 1969 puso en marcha junto a su primera esposa, Isabel Arqué, la Escola Alba, un oasis educativo en pleno franquismo. Y con 89 años conquistó a una vieja amiga, Antonieta Vilajoliu, a la que mandó 62 cartas de amor para convencerla de que debían casarse. La enamoró a ella, y a todo el país cuando se conoció su historia.
¡Feliz siglo, maestro!.