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Que dos de cada tres universitarios que estudian para en un futuro ser maestros de Educación Primaria suspendan la asignatura de ortografía es una noticia más que preocupante, y esto es lo que ha ocurrido en la Universitat de Lleida. Tal y como informábamos ayer, se trata de una prueba incluida en la asignatura Técnicas de Expresión y Comunicación en Lengua Catalana, que se imparte en primer curso de los grados de Educación Primaria Dual y Bilingüe y los dobles grados de Infantil y Primaria y también de Primaria y Ciencia de la Actividad Física y del Deporte. En concreto, los estudiantes debían identificar y corregir al menos 32 faltas en un texto que incluía 40, ya fueran de léxico, sintaxis, ortografía, concordancia o signos de puntuación, entre otras.

El resultado no fue para nada alentador, ya que de 248 estudiantes matriculados en esta asignatura este curso, solo 81 superaron la prueba de faltas, lo que supone un 32,6% o, lo que es lo mismo, no la aprobaron dos de cada tres universitarios. Ante esta situación y para realzar el protagonismo y la importancia de la ortografía, en todos los aspectos de la vida, pero con más incidencia en un ámbito donde se forman los futuros enseñantes, la universidad leridana ya ha avanzado que variará los criterios de evaluación para que el cumplimiento de las normas gramaticales tenga más peso en la puntuación global de la evaluación, a la vez que los estudiantes tendrán derecho a una recuperación porque se considera que, a la segunda intentona, prestan más cuidado. Quizá sin mucha base científica, pero es fácil de atribuir estas carencias en la cultura general de los jóvenes a la proliferación del uso de las redes sociales, donde el cuidado de la lengua, sea el idioma que sea, es mínimo hasta llegar al extremo de que en muchas ocasiones incluso cuesta descifrar lo escrito, lo que se traslada a la que podríamos llamar “vida real”.

Y las recomendaciones para evitar esta pobreza cultural son, en principio, bastante fáciles, a la vez que efectivas: leer mucho y prestar atención a la hora de escribir, extremos que, por desgracia, parece que van quedando relegados, con las tristes consecuencias que esto conlleva. Adiós a un maestroFrancisco Ibáñez, uno de los mejores creadores españoles de historietas o cómics, “padre” de personajes tan populares, conocidos y queridos como Mortadelo y Filemón, falleció ayer en Barcelona a los 87 años. Aficionado a los cómics y el dibujo desde muy joven, Ibáñez vendió más de 100 millones de álbumes de los citados personajes, así como de otros entrañables como Rompetechos, Pepe Gotera y Otilio, de la comunidad de vecinos de la 13 Rue del Percebe o del botones Sacarino.

Ellos han quedado huérfanos y muchos lectores también.

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