SEGRE

Creado:

Actualizado:

Ya estamos en la última semana de la campaña electoral y a pesar de la polarización aún hay una tercera parte del electorado que se declara indecisa o todavía no sabe a quién votará el domingo. O al menos eso dicen en las encuestas que, con la excepción de la del gubernamental CIS, todas coinciden en pronosticar una victoria del PP aunque no hay coincidencia en el margen y si con Vox podrá alcanzar la mayoría absoluta. Y precisamente ayer fue el último día habilitado por la ley orgánica de régimen electoral para publicar encuestas en los medios de comunicación que prohíbe su difusión en los cinco días previos a la votación en una reglamentación que ha quedado claramente superada por la realidad.

La norma, en su artículo 69.1, prohíbe la publicación, difusión o reproducción en los medios de comunicación, pero no restringe que empresas y partidos continúen encargando sondeos y utilizándolos o que algunos medios de comunicación continúen difundiéndolos aprovechando webs radicadas en otros países o a través de otros medios como confidenciales o boletines personalizados. Es decir, que el objetivo inicial de la ley modificada en 2011 de no influir en el voto se cumple solamente en lo que respecta a los medios convencionales, porque la ley sigue sin adaptarse a la realidad digital. De la misma forma ha quedado obsoleta la figura del día de reflexión en que teóricamente no se puede pedir el voto, aunque las redes sociales siguen llenas este día de soflamas, propaganda y peticiones directas de voto.

Y tampoco tiene demasiado sentido la delimitación de la campaña electoral en quince días y la pegada de carteles que ya ha quedado reducido a un acto simbólico, cuando vivimos movilizaciones permanentes y la campaña realmente empieza en cuanto acaba el escrutinio de las elecciones. La normativa electoral se modificó en 2011 y es complicado en esta cuestión conseguir un mínimo consenso entre partidos, como muestra que en Catalunya todavía no se ha conseguido elaborar una ley propia, pero hay puntos que han quedado claramente obsoletos porque la realidad digital cada día es más cambiante, mientras algunas normas parecen inmutables. Demasiada diferenciaMás que notable es la diferencia de las tablas salariales en los convenios provinciales del metal que hace posible que un peón que trabaje en Guipúzcoa cobre más que un ingeniero que lo haga en Lleida.

El dato corresponde a un informe de la patronal Confemetal que destaca como los salarios del sector en Lleida, junto a los de Cuenca y Cáceres, están entre los más bajos en todas las categorías. Es la consecuencia de tener convenios provinciales en vez de estatales, cuyo resultado depende de la fuerza y capacidad negociadora de patronal y sindicatos.

tracking