EDITORIAL
La violencia machista no cesa
El número de mujeres asesinadas por violencia de género en España entre enero y julio asciende en este 2023 a 31, un 15% más que en 2022 a estas alturas del año, ocho de ellas en Catalunya. El ministerio de Igualdad confirmó la última víctima, una mujer de 29 años residente en Barcelona y que murió a manos de un hombre con el que convivía, que la atacó con un arma blanca en la madrugada del sábado. Además, se está investigando otro posible caso de violencia machista tras haberse encontrado en la localidad sevillana de Utrera el cadáver de una joven nicaragüense de 22 años, que presentaba un golpe fuerte en la cabeza, cuyo marido fue detenido por la Guardia Civil.
Por tanto, esta cifra podría aumentar en las próximas horas. Aunque ha habido años peores en cuanto a víctimas –en 2019, hace cuatro años, hubo 10 más–, este número vuelve a confirmar una tendencia que ya se había consolidado en los últimos años: en los periodos vacacionales aumentan los asesinatos machistas. En concreto, julio es el mes más mortífero de todo el año en esta materia.
En esas fechas han sido asesinadas, entre 2003 y 2022, un total de 119 mujeres. Tras él, figura agosto –107– y diciembre –106–. En cuarto lugar aparece enero con 103.
Para la fiscal especializada en violencia de género Susana Gisbert, es evidente que en los meses estivales se incrementan este tipo de asesinatos y citó la expresión “verano negro” para calificar el repunte, ya que la convivencia es mucho mayor cuando hay vacaciones y hay más oportunidades de que estalle el polvorín de violencia en el que viven muchas mujeres. La ministra Irene Montero reunió ayer a su gabinete para estudiar la situación pero ni ella, ni las leyes, ni los jueces, ni fiscales podrán garantizar nunca el fin de esta lacra hasta que la sociedad asuma en todas sus vertientes que la educación en la igualdad debe ser una prioridad en todos los estamentos de nuestra cotidianidad, desde la cuna hasta el mundo laboral, mediático, publicitario, etc. Todas las administraciones dictan muchas normas contra este terrorismo doméstico pero seguimos sin atajar la raíz del problema y, de hecho, hay incluso partidos políticos que pretenden negar la trágica realidad que arrojan las cifras.
Vivir en el PirineoEl nuevo alcalde de Riu de Cerdanya, Abel Alfonsin (Junts), no puede vivir en el pueblo que gobierna debido al alto precio de la vivienda. El primer edil explica que esta localidad apenas tiene casas vacías y que las que quedan “solo pueden permitírselas los ricos”. Este es un problema que se extiende en el Pirineo y que debe ser motivo de reflexión y de toma de decisiones rápidas por el bien de todos los vecinos del Pirineo y de un turismo sostenible.