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Preixens, Sunyer y Benavent de Segrià han estrenado este verano sus piscinas municipales, y con ellos son 179 los municipios leridanos que disponen de estas instalaciones, prácticamente ocho de cada diez de los 231 de la demarcación. Su número va en aumento y las más antiguas ya son objeto de reformas para reducir su consumo de agua y electricidad y hacerlas más accesibles a personas con movilidad reducida. Más allá de un lugar donde refrescarse, las piscinas son un eje de la vida social de los pueblos en los meses de calor y escenario de actividades que abarcan baños nocturnos, sesiones de aquagym e incluso conciertos.

En los últimos años, además, han empezado a asumir un nuevo papel más allá del ocio. Las piscinas han pasado a ser consideradas también refugios climáticos: lugares donde encontrar descanso, confort y seguridad durante episodios de calor extremo que suponen riesgos para la salud, especialmente para la tercera edad. Así consta en la planificación de la Generalitat para afrontar la sequía.

Pese a establecer restricciones al consumo de agua en municipios de las cuencas internas de Catalunya (que en Lleida solo incluyen algunos pueblos del Solsonès), permite llenar en ellos las piscinas de uso público y comunitario por motivos de salud pública, incluso en las situaciones más graves de excepcionalidad por falta de lluvias y de reservas en los pantanos. Los termómetros superaron varios días los 40 grados en el llano de Lleida el pasado julio y los meteorólogos advierten que las olas de calor pueden acentuarse debido al cambio climático. De la cincuentena de municipios leridanos sin piscinas municipales, la inmensa mayoría pertenecen a las comarcas del Pirineo, donde el calor suele ser más suave en verano.

En un escenario de temperaturas extremas, refrescarse deja de ser un lujo y entra en el terreno de la necesidad y tanto el agua que utilizan como los servicios que prestan deben ser considerados como prioritarios por el bienestar común y más en territorios sin costa como todas las comarcas de Lleida.

Alerta por incendiosLos Agentes Rurales tienen delimitada la zona del inicio del incendio de Portbou y dan por seguro que se habría originado por la actividad humana, descartando así causas naturales, lo que nos debe hacer reflexionar sobre nuestro comportamiento colectivo. Cientos de hectáreas quemadas, bosques destruidos, personas confinadas sin luz ni teléfono, y la ansiedad que está provocando en los habitantes de los municipios afectados del Alt Empordà son motivo suficiente para que extrememos las precauciones ante el elevado riesgo de incendio que existe en muchas comarcas de Catalunya.

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