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El auge del turismo de proximidad iniciado durante la pandemia de la Covid ha hecho que las comarcas de Lleida hayan alcanzado cifras récord de visitantes en cada uno de los tres años anteriores, y todo apunta a que este puede establecer un nuevo registro. La mayoría de establecimientos hoteleros del Pirineo están estos días llenos al 100% después de que julio también haya sido un buen mes, especialmente en sus fines de semana. Además, los primeros meses de este año también mejoraron los datos de otros ejercicios anteriores, ya que entre enero y abril Lleida recibió 414.000 visitantes, un 5% más que en 2022.

El pasado verano se cerró con 581.616 visitantes y 1.562.637 pernoctaciones, números que, a pesar de que todavía quedan lejos de los de las zonas turísticas de la costa, indican que en determinados días y destinos puede haber una cierta masificación que perjudica a algunos de los valores que ayudan a que muchas personas prefieran el turismo de montaña y de interior frente al de la playa: disfrutar de la tranquilidad y de paisajes que apenas han sido alterados por el hombre. Por eso cada vez son más los municipios que optan por poner coto al acceso en vehículo privado a ciertos lugares, ya sean parajes naturales o los núcleos históricos de sus localidades. Es una buena iniciativa, siempre que se habiliten los aparcamientos necesarios y que haya alternativas para que todas las personas, independientemente de su edad, poder adquisitivo o estado físico, puedan visitar sin problemas estos sitios.

Por otro lado, hay disparidad de criterios en lo que respecta a las autocaravanas, que están cada vez más en auge, con ayuntamientos que facilitan al máximo su estancia en el municipio, habilitando recintos específicos para que tengan todos los servicios que necesitan, mientras que otros, que suelen ser los que tienen más hoteles o campings, las limitan o vetan. El turismo todavía tiene un buen margen de crecimiento en el Pirineo y el llano, pero es bueno que los municipios den pasos para que su crecimiento no sea incompatible con la sostenibilidad y la preservación del medio natural.

Vandalismo salvajeEl barrio de La Bordeta sufrió la noche del viernes al sábado uno de los peores actos vandálicos de los últimos años en Lleida ciudad, ya que un pirómano incendió contenedores en cinco puntos distintos, calcinando una veintena y provocando daños a vehículos estacionados a su lado, a árboles y a algunas fachadas, que quedaron ennegrecidas por el humo.

Todo apunta a que el autor es un joven que se desplazaba en patinete y que no pudo ser detenido. Hay que esperar que una vez que sea arrestado reciba el máximo castigo legal para este tipo de delitos contra bienes que son del conjunto de los ciudadanos.

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