EDITORIAL
Los retos del presente y del futuro de Lleida
El reequilibrio territorial que tantas veces reclamamos desde las comarcas alejadas de la capital catalana pasa por varios ejes de los cuales los principales son las comunicaciones, la industrialización y los servicios. Lleida históricamente ha estado en el vagón de cola de las inversiones, sobre todo en el Pirineo, pero el empuje agroalimentario y social de los leridanos ha ido revirtiendo poco a poco este ostracismo y hoy en día Ponent está muy bien situada para convertirse más allá del mapa en la capital interior de Catalunya. Pero con la voluntad no basta y se necesitan presupuestos e infraestructuras para conseguirlo. En la visita oficial que hizo ayer el presidente de la Generalitat, Pere Aragonès, al grupo SEGRE abordamos con la máxima institución catalana esta realidad, tanto económica como social, y los retos que tenemos por delante y que no podemos desarrollar sin la complicidad del gobierno de la Generalitat. Retener el talento de Lleida y ampliar nuestro tejido industrial es fundamental y Aragonès se comprometió a una planificación no solo logística, sino también de manufactura para apoyar a los sectores que ya están consolidados, facilitándoles el abanico de oportunidades que el sector primario y la bioeconomía aportan a Lleida. El agua, uno de los grandes temas del presente y del futuro, requiere una hoja de ruta clara por parte del ejecutivo catalán porque, sin modernización y armonización de algunas cuencas o canales, será muy difícil garantizar que Lleida siga siendo la líder agraria y ganadera que es ahora y, para conservar este patrimonio, el capital económico y humano no debe estar concentrado en pocas manos, perdiendo las pequeñas y medianas explotaciones que han comportado el progreso de Lleida. La defensa del sector ganadero, muy enfadado estos días, y con razón, por la visión sesgada y la criminalización que se ejerce desde algunos sectores, es también vital. Como lo son las líneas de ferrocarril, claves para que por fin Lleida pueda tener un servicio de Rodalies que permita a los vecinos del eje de Manresa, desde Bell-lloc hasta Cervera, moverse con transporte público, y lo mismo los de la costa, sin que el coche sea un instrumento imprescindible para vivir y trabajar en Lleida y sus comarcas. La mejora del tren de La Pobla desde que lo gestiona la Generalitat nos invita al optimismo, pero el transbordo en Manresa debe evitarse porque no es de recibo que, mientras se gana tiempo y velocidad en Rodalies Lleida, para llegar a Barcelona, si no se utiliza la Alta Velocidad, se tarde lo mismo que cuando se inauguró la línea convencional hace ya más de un siglo. La cárcel y su necesario traslado fuera de la trama urbana es otra urgencia que tiene la ciudad de Lleida, así como encontrar una solución a la llegada masiva de temporeros en verano tras anularse el proyecto del albergue. Queda pues mucho camino por recorrer.