EDITORIAL
Turismo y cambio climático
Ante la evidencia del cambio climático, las pistas de esquí de Lleida deben trabajar para intentar mantener la actividad deportiva y de ocio con menos consumo de agua y sin nieve natural asegurada durante toda la temporada. Los avances en innivación artificial con temperaturas más altas, los ciclos de agua cerrada y reutilizables y los ahorros energéticos ya en funcionamiento son instrumentos imprescindibles para que las comarcas del Pirineo de Lleida puedan mantener los puestos de trabajo, tanto en las estaciones como en la restauración, hostelería y servicios en general, pero es evidente que con esto no bastará y Lleida debe buscar desestacionalizar su turismo y no ligarlo exclusivamente al deporte blanco. De hecho, el sector y las administraciones llevan años invirtiendo en captar visitantes de forma sostenida y que sean compatibles con los cambios que el calentamiento del planeta comporta y conllevará. Y es evidente que todos los esfuerzos que ha hecho el Pirineo para frenar su despoblación y dotarse de una mejor calidad de vida, tanto educativa y sanitaria como de infraestructuras y de conexiones de internet, no pueden verse en peligro por los signos evidentes de cambio climático. Hay que aunar intereses y hacer compatible el aprovechamiento sostenible de los enclaves turísticos con el progreso. Los números hablan por sí solos. Más de 1,3 millones de visitantes durante 2023, con 3,2 millones de pernoctaciones entre hoteles, casas rurales, campings y apartamentos constituyen un potencial que no se puede desaprovechar.
El interés de las hipotecas
El tipo de interés medio de las hipotecas sobre vivienda cayó en noviembre tras nueve meses de incrementos seguidos, según recogen los datos del INE publicados ayer jueves. El tipo estándar en los préstamos fue del 3,27%, por debajo del 3,32% del mes anterior, que marcaba un máximo desde el 2015. Una pequeña esperanza tras meses marcando una clara tendencia al enfriamiento. Se piden un 19% menos de hipotecas que el año pasado. Con el incremento de los tipos, las hipotecas se encarecen y no sale tan a cuenta solicitar una. Con la subida del euríbor del año pasado, empujado por la subida de tipos del BCE hasta el 4,50%, el tipo medio fue escalando poco a poco a lo largo del ejercicio. Del 2,65% de enero saltó a rozar el 3% en marzo, al 3,25% en agosto y al tope del 3,32% de octubre. En ese momento, la entidad central pausó la subida de tipos y desde entonces no ha habido más movimientos, con la previsión de que llegue la primera bajada en el verano y se reactive la economía, lo que sin duda puede beneficiar a todos los sectores, muy necesitados de inversiones