EDITORIAL
Sequía en cuencas internas, aviso para todos
El presidente de la Generalitat, Pere Aragonès, alertó ayer de que las cuencas internas de Catalunya viven “la peor sequía del último siglo” y confirmó que entran en fase de emergencia, lo que implica determinadas restricciones para limitar el uso de agua por persona y día. Aragonès, acompañado del conseller de Acción Climática, Alimentación y Agenda Rural, David Mascort, tras la reunión extraordinaria de la Comisión Interdepartamental de la Sequía, anunció las medidas a tomar y que afectan a 200 municipios del área de Barcelona, de las comarcas de Girona y de seis municipios del Solsonès. Las medidas fijan el consumo doméstico en un máximo de 200 litros por persona y día de media e incluyendo las fracciones servidas desde los recursos propios municipales. Si la situación se agrava, el consumo máximo sería de 180 litros y, en la fase más crítica, el límite se reduciría a los 160 litros por persona y día. En el ámbito de la agricultura, la restricción es del 80% y del 50% en ganadería. Para los usuarios industriales, del 25%, al igual que para utilización recreativa. En los espacios urbanos se debe suprimir totalmente el riego, así como en jardines y zonas verdes, tanto públicas como privadas, con la excepción del riego de supervivencia de los árboles si es con agua freática o regenerada. Prohibición del llenado total o parcial de fuentes ornamentales y lagos artificiales, con la excepción de si acogen fauna autóctona o especies en peligro de extinción. Veto al lavado de coches salvo en los establecimientos comerciales que tengan sistemas de recirculación de agua. Esta alarmante situación de las cuencas internas, con reservas de apenas el 16%, es muy similar a la del 2008 y tuvo precedentes en 2006 y en 1991, un año antes de las Olimpiadas de Barcelona. No es momento de reproches sino de soluciones, pero es evidente que no se han tomado todas las medidas de ahorro o de complemento de caudales ante los precedentes citados y la evidencia del cambio climático. Tampoco es momento de abrir el debate de las interconexiones de cuencas, porque estas medidas deben discutirse y pactarse cuando los pantanos están llenos, no en situaciones de emergencia. En la cuenca del Ebro las reservas globales se sitúan en el 64,2% y en el Segre y el Ribagorçana, de los que riega Lleida, están entre el 32% y el 35%. Por tanto la situación es menos crítica, lo que asegura al menos el inicio de campaña de riegos sin grandes restricciones. Ahora bien, lo que está sucediendo en Barcelona, Girona y estos municipios del Solsonès, y por supuesto lo acontecido el pasado verano en el Canal d’Urgell, es un aviso para navegantes. El agua es cada vez más escasa y hay que hacer los deberes de modernización, armonización y ahorro antes de que la falta de lluvias amenace cultivos, ganado e industria. Prevenir es siempre mejor que curar y estamos ante la crónica de una crisis anunciada.