Asignatura pendiente
Peor que los resultados académicos del informe PISA. Que la unidad de apoyo al alumnado en situación de violencia (USAV) haya recibido solo en el primer trimestre de este curso 2023-2024 un total de 18 denuncias de posibles casos de violencia en el ámbito escolar en centros del llano de Lleida pone en evidencia la gravedad de un problema que, hasta ahora, se silenciaba. De estos, la mitad (9) son por acoso escolar y el resto, por maltrato a la infancia y la adolescencia (5), por violencia machista (2), por racismo (1) y en otro no se especifica el motivo. Las cifras asustan, pero sin duda es importante que todos los actores implicados en la educación hablen abiertamente de este fenómeno y se fomenten las denuncias, en vez de ser silenciadas. Los casos registrados en el llano de Lleida –ninguno corresponde a centros del Pirineo– suponen un mínimo porcentaje de los 841 denunciados en el conjunto de Catalunya en el primer trimestre del curso, una cifra que supone casi el doble de los 430 atendidos durante el mismo periodo del curso anterior. Este aumento puede reflejar que ahora los estudiantes se sienten mejor atendidos y denuncian más, pero el llamado bullying es una plaga silenciosa que se extiende con gran rapidez. Las redes sociales viralizan un problema de consecuencias devastadoras a etapas tempranas. Un 8,6% de estudiantes catalanes reconoce sentirse acosado en clase, y según un estudio de la Universidad Complutense de Madrid, el 6,2% del alumnado dice haber sufrido acoso en España. Son datos muy preocupantes. Por eso es básica la prevención. Cuatro centros de la demarcación participan en el programa de innovación pedagógica #Aquíproubullying para prevenir, detectar e intervenir ante el acoso escolar. Sin duda, el camino a seguir. El acoso escolar es una asignatura pendiente que como sociedad tenemos que esforzarnos para aprobar con carácter de urgencia. Abrir el debate sobre el uso del móvil en los centros de secundaria ha sido un primer paso importante. Toca seguir.
La Senyora de les Muntanyes
En 2004 se halló en la Cova de Montanissell de Coll de Nargó a la Senyora de les Muntanyes. En un pozo de más de veinte metros de profundidad se conservaban los restos de ocho individuos de 3.500 años de antigüedad: una mujer y un hombre adultos, una joven de en torno a los veinte años y cinco niños de diferentes edades. En el esqueleto de la mujer destacaban joyas únicas: dos brazaletes en espiral y una diadema de bronce. Estos restos se conservan en el Museu Arqueològic de Catalunya, que veinte años después ha publicado un estudio exhaustivo sobre este hallazgo, todavía muy desconocido. La arqueología sigue siendo la pariente pobre del patrimonio
