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La victoria del PSC de Salvador Illa en los comicios de ayer fue clara, tanto en votos como en escaños. Por tanto, el gran ganador de la noche vuelve a ser Pedro Sánchez, a quien su apuesta le ha vuelto a salir ganadora. Por el otro extremo, tenemos un gran derrotado que es el presidente de la Generalitat, Pere Aragonès, y su partido ERC que tras conseguir el timón del Govern después de 80 años, lo pierde en una sola legislatura. En cuanto al independentismo, ahora liderado por Carles Puigdemont, no suma mayoría absoluta por el descalabro de ERC, cuya pérdida de votos no ha ido a parar a Junts, sino que ha pasado a la abstención o ha sido trasvasada al PSC. Notable también es la desaparición de Ciudadanos del Parlament de Catalunya, un partido que en el 2017 consiguió quedar primero en los comicios con su furibundo ataque a la lengua catalana y que, siete años después, está muerto y enterrado, tanto aquí como en el resto del Estado. Por lo que respecta a la derecha, Vox se mantiene, y el PP sube ostensiblemente pero sin llegar al papel de fuerza política de alternancia en el poder que tiene en el resto del Estado, a excepción también, evidentemente, de Euskadi. La entrada de Aliança Catalana no es una buena noticia para la política en general, pero sí ha de servir para que el resto de partidos reflexionen sobre cómo afrontar los retos que la inmigración comporta y que en demasiadas ocasiones muchos partidos se niegan a afrontar. En cuanto a la izquierda, Comuns sigue como un partido a la baja y su apuesta de no aprobar los presupuestos catalanes por su rechazo frontal del Hard Rock no ha calado ni entre sus teóricos votantes ni entre el resto de posibles simpatizantes. Lo mismo sucede con la CUP, que tampoco arrastra nuevos votantes, todo lo contrario, los pierde y bastantes. Por lo que respecta a Lleida, el triunfo de Junts es claro, con una debutante Jeannine Abella que ha conservado los resultados de 2021. El PSC gana un diputado y se ve favorecido por la mejora socialista en el resto de Catalunya. ERC pierde dos, Vox conserva el suyo y entran el PP y Aliança Catalana, en detrimento de la CUP, que sigue en Lleida la tónica negativa de todo el país. Visto el panorama, la pregunta es clara, ¿quién será el nuevo presidente de la Generalitat? Y la respuesta deberá esperar porque ninguna de las opciones está clara. El independentismo no suma y el tripartito de izquierdas que propuso Illa debería contar con ERC, que tras perder claramente su pulso con Junts, deberá decidir hacia dónde dirige sus pasos. De su decisión dependerá el futuro gobierno y presidente de este país, porque el PSC solo con los Comuns sumarían menos que los independentistas, y ahí se abre un tetris de posibles abstenciones del resto de partidos que harían muy difícil la gobernabilidad. Por tanto, tendrán todos que poner voluntad y cintura para no volver a las urnas.

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