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Aragonès, primera víctima del descalabro de ERC

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El día después de las elecciones suele ser habitual que todos los partidos encuentren algún dato, alguna comarca o alguna cifra que les permita sacar una conclusión positiva del resultado de las urnas. En este caso no ha sido así, y ERC, que no ocupaba la presidencia de la Generalitat desde hacía 80 años, se cobra la primera víctima tras su debacle electoral, con la pérdida de 13 diputados. Así, el actual presidente en funciones del Govern, Pere Aragonès, anunció ayer que renuncia a su acta de diputado y que no formará parte del próximo Parlament. Además, los republicanos llevarán a cabo un congreso en el cual la dirección actual de Oriol Junqueras y Pere Aragonès, cuestionada por los resultados, podría ser relevada. Este último, por su parte, anunció también, como ya hizo el domingo, que pasará a la oposición y que, por tanto, no tiene la más mínima intención de aceptar la propuesta de Junts de rehacer la unidad independentista, ni de apoyar la investidura de Carles Puigdemont. Si esta posición de ERC se mantiene, se allana el camino para que sea Salvador Illa el próximo president de Catalunya, aunque necesitaría para ello abstenciones importantes, que hoy por hoy tampoco tiene aseguradas. Lo que está claro es que corresponde en primer lugar al PSC de Salvador Illa, ganador en votos y en escaños de los comicios del domingo, intentar el diálogo con Junts, ERC, Comuns o con quien el partido crea conveniente, para no obligar a los catalanes a volver a las urnas, repetición que tampoco garantizaría mayorías más amplias para afrontar los retos que tiene Catalunya. Por lo que respecta a la intención del líder de Junts, Carles Puigdemont, de reconquistar la unidad independentista, cuya pérdida les ha costado al conjunto de estas opciones 213.000 votos en relación con 2021 y 800.000 desde el 2017, solo es viable si ERC apuesta por ella, y ya ha dicho que no. Junts ha conseguido una victoria clara en Lleida y Girona, es la primera fuerza en 30 de las comarcas catalanas y tiene hegemonía en 726 de los 947 municipios, mientras que el PSC tiene su feudo en el cinturón rojo de Barcelona. Con los números en la mano, es cierto que los partidos independentistas suman entre 55 y 59 escaños (excluyendo a Aliança Catalana, de la que dijeron que no aceptarían su apoyo ni por activa ni por pasiva), mientras PSC y Comuns tienen 48 asegurados. Si bien estas cifras son ciertas, sin el concurso de Esquerra no hay alternativa al PSC. En cuanto al resto del arco parlamentario, el Hard Rock ha pasado factura a los Comuns, que pierden uno de sus diputados en Tarragona, al igual que a la CUP, cuyo candidato por Lleida, contrario a unos Juegos de Invierno, también se queda fuera. Por último, cabe resaltar y reflexionar sobre la poca participación y el ascenso de la derecha y extrema derecha, sin la relevancia que tienen en el resto de España, pero subiendo el PP y entrando Aliança Catalana. 

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