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El ministro de Transportes y Movilidad Sostenible, Óscar Puente, señaló el lunes que las incidencias en el servicio de trenes en Catalunya son “anormalmente altas” y anunció que trasladarán los hechos ocurridos el domingo al juzgado. Añadió que la explicación de estos reiterados robos pueden estar “en el ámbito de la seguridad” e insinuó que se trataba de un sabotaje: “Yo no afirmo que haya sabotaje, pero no lo puedo descartar y me sorprende que los Mossos, sin haber entrado en los túneles, ya tenían el domingo su conclusión y descartaron el sabotaje.” El ministro estimó en 15 millones de euros el coste del robo de cobre del domingo en Montcada Bifurcació (Barcelona), que provocó una avería generalizada en el servicio de Rodalies, coincidiendo con la jornada electoral. Los Mossos d’Esquadra no han tardado en salir a defenderse y el director general de la policía catalana, Pere Ferrer, tildó al ministro de irresponsable por acusar a los agentes de inacción y señaló que, en proporción, se producen muchas más sustracciones de este tipo en las vías gestionadas por el Estado que en las que están en manos de Ferrocarrils de la Generalitat. Ferrer negó que no hubieran inspeccionado el lugar de los hechos antes de descartar el sabotaje. Además, aseguró que han incrementado un 250% las horas de patrullaje en el ámbito ferroviario entre febrero y marzo respecto a 2023. “Los Mossos no se desentienden de nada ni miran a otro lado”,  insistió. Para rebatir a Puente, además, presentó una comparativa de robos en redes de Adif y de Ferrocarrils de la Generalitat (FGC). Las primeras concentran 184 de estos incidentes por cada 1.000 kilómetros, mientras que las segundas, 29. Ferrer atribuye de esta forma los robos no a la carencia de supervisión policial, sino a la falta de inversión en la infraestructura. Ante estas acusaciones mutuas que dan más vergüenza ajena que otra cosa, sobre todo porque Puente como respuesta al caos de Rodalies publicó un tuit sobre el ascenso del Valladolid, su ciudad natal, y ante un tema tan serio que perjudica diariamente a miles de catalanes de forma continuada durante años, no es aceptable ninguna broma. El ministro debe saber que la falta de inversión en las líneas ferroviarias de Catalunya en las últimas décadas es tan gravoso que ya provocó una gran manifestación en 2007 para denunciarlo. Y cabe recordarle que no es de recibo que una población como Barcelona tenga un servicio de trenes más propio del siglo XIX que del XXI, cuya precariedad daña a todos los usuarios de Catalunya, especialmente de Lleida, desde donde llegar a la ciudad condal con un tren que no sea un AVE es un calvario. Por tanto, lo que procede es el traspaso inmediato de este servicio a la Generalitat, con los presupuestos necesarios para gestionar tanto los convoyes como las vías y tener una red como este país y sus ciudadanos merecen y exigen. 

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