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El sistema educativo catalán ha sido objeto de debate en los últimos años debido a una serie de retos a los que se enfrenta en pleno siglo XXI. La educación es un tema crucial para el desarrollo social y económico de cualquier nación o estado y, por supuesto, un elemento clave de integración. El principal desafío que enfrenta el sistema educativo catalán tiene que ver con la financiación. Durante la crisis económica de 2008, se produjeron importantes recortes en el presupuesto destinado a la educación, lo que ha creado una situación en la que ni las escuelas públicas ni las concertadas tienen suficientes recursos para hacer frente a las necesidades de los estudiantes, sobre todo a los recién llegados. En Catalunya hay una creciente diversidad cultural y lingüística que representa una riqueza, pero también puede ser un problema si no se tienen los instrumentos para manejarla en las escuelas. El sistema educativo debe encontrar maneras de garantizar que los estudiantes de diferentes culturas se sientan valorados y respetados pero también que estos entiendan y aprecien los valores que nuestra sociedad ha ido incorporando y que van desde la igualdad de sexos al respeto a los profesores, el entorno, el medio ambiente o la lengua propia de Catalunya. Esto significa no solo reconocer la diversidad cultural, sino también proporcionar un currículum inclusivo. Los informes PISA de los últimos años ya han ido advirtiendo el descenso del nivel de la enseñanza en nuestras comarcas, hasta el punto de que a día de hoy estamos por debajo, incluso en nivel creativo, de la media española. Los signos de alarma son claros, tanto en resultados de conocimientos como de comportamiento colectivo, por tanto la prioridad absoluta para el próximo curso lectivo es comenzar a revertir esta situación. Hay que conseguir más recursos para seguir garantizando que Catalunya sea un modelo de inclusión y de formación de primer orden y que los alumnos no solo adquieran conocimientos que les permitan enfrentarse al mundo laboral, sino que sean personas justas y tolerantes, que es tan o más importante.

Delirio judicial

El juez de instrucción 1 de Barcelona, Joaquín Aguirre, ha abierto una nueva causa por la “trama rusa” del procés y pide imputar al expresident Carles Puigdemont por alta traición, delito excluido de la ley de Amnistía. Aguirre da este paso a pesar de que la Audiencia de Barcelona le obligó a dar por acabada la investigación y anuló todas las diligencias realizadas a partir de 2023. También imputa al periodista leridano Carles Porta y otros cargos y personas próximas a Puigdemont, en lo que parece más un delirio personal impropio de un juez

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