Por un gran pacto contra el terrorismo machista
Si una organización terrorista hubiera asesinado a cinco personas en solo 48 horas, a 26 en lo que va de año y a una media de más de 50 al año en las últimas dos décadas, seguro que todos o casi todos los partidos considerarían que acabar con esta lacra debería ser uno de los grandes objetivos de la acción política y que, por muchas discrepancias que tuvieran, serían capaces de llegar a acuerdos encaminados a este fin. Pues bien, estas cifras son las de mujeres que han sido víctimas de la violencia machista, después de los cinco crímenes registrados desde la mañana del sábado en la localidad valenciana de Buñol, Carabanchel, Salou, Sabadell y Alicante, donde un hombre de 33 años asesinó ayer a su mujer de 36 disparándole con una escopeta. Tal como decíamos ayer en esta misma sección, es ineludible que gobiernos y formaciones políticas asuman de una vez que la lucha contra el terrorismo doméstico debe estar en el centro de sus actuaciones y que hay que escenificarlo de cara a la ciudadanía, demostrando capacidad de alcanzar amplios consensos en este ámbito y de aplicar medidas que puedan ser efectivas. Las condenas y los minutos de silencio después de cada asesinato son necesarios, pero insuficientes. Hay que dar más pasos, y de forma urgente, para proteger a las mujeres, para concienciar a la ciudadanía de que todos tenemos que poner nuestro grano de arena para erradicar el machismo y para que niños y adolescentes crezcan habiendo asumido la plena igualdad de género, para lo que aún queda mucho camino por recorrer. Yamal y WilliamsLa selección española conquistó el domingo la Eurocopa de fútbol tras un torneo impecable, en el que ha ganado los siete partidos que ha jugado. Aunque Rodri ha recibido el premio al mejor jugador, sus estandartes son dos jóvenes de familias de origen inmigrante, Lamine Yamal y Nico Williams. El padre del primero nació en Marruecos y la madre, en Guinea Ecuatorial. Los padres del segundo emigraron de Ghana y cruzaron todo el Sáhara a pie hasta llegar a Melilla, y acabaron en Bilbao de la mano de Cáritas. Ambos jugadores se han convertido en los miembros más icónicos de la selección justo cuando Vox acaba de endurecer todavía más sus posicionamientos ultraderechistas rompiendo sus pactos con el PP en 5 comunidades autonómicas a cuenta del reparto de unas decenas de menores inmigrantes no acompañados que han llegado a Canarias en las últimas semanas. Ni Lamine ni Nico han sido menores no acompañados, pero sus familias han vivido todas las dificultades que soportan muchos recién llegados. Ojalá su éxito en el deporte de masas por excelencia pudiera servir para acabar con muchos prejuicios sobre la inmigración.