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La dirección de ERC acordó la tarde del lunes, tras varias horas de debate, apoyar la investidura del socialista Salvador Illa como presidente de la Generalitat. La cúpula de Esquerra destaca como uno de los principales puntos para adoptar esta decisión que el acuerdo con el PSC establece que Catalunya pasará a tener un concierto económico similar al vasco y al navarro, en el que la Agència Tributària de Catalunya recaudará el 100% de los impuestos, comenzando en 2026 con el IRPF correspondiente al ejercicio anterior, con lo que la Generalitat quedará fuera del régimen económico común que comparte actualmente con la mayoría de comunidades cuando esté totalmente implantado este nuevo sistema. Entonces, la transferencia de fondos del Estado a Catalunya se transformaría en una cuota de solidaridad que la Generalitat aportaría a la administración central, un mecanismo similar al del cupo vasco, además de asumir el coste de los servicios que presta la administración central en el territorio. Ayer, dirigentes de ERC insistieron en este punto y en que el pacto con los socialistas también incluye medidas para proteger y promover el catalán, y una convención para resolver el conflicto político con el Estado, entre otras cuestiones. No obstante, el acuerdo todavía no está cerrado. En primer lugar, habrá que ver el resultado de la consulta que Esquerra ha convocado para el viernes para que sus militantes se pronuncien sobre el mismo. Basta con recordar que la asamblea local de la ciudad de Lleida rechazó hace unas semanas cualquier posibilidad de facilitar la investidura de Illa. Otro aspecto a tener en cuenta –aunque este se abordaría muy a posteriori– es que la salida de Catalunya del régimen económico común comporta la modificación de la ley orgánica de financiación autonómica, trámite que precisa del aval de la mayoría absoluta del Congreso, lo que obligaría a que Pedro Sánchez volviera a recabar el apoyo de todos los grupos que le permitieron volver a ser presidente del Gobierno, algo que parece difícil incluso dentro del propio PSOE, ya que varios líderes territoriales rechazan de plano esta posibilidad. También habrá que ver qué impacto tiene el anunciado regreso de Carles Puigdemont para el debate de investidura, cuando podría ser detenido y encarcelado tras la negativa del juez Llarena a aplicarle la amnistía. Así pues, hay numerosas incógnitas, pero si Illa no es investido –la fecha límite es el 26 de agosto– la única alternativa real es la repetición de las elecciones en octubre. Y hay que preguntarse si entonces los resultados serán muy diferentes a los que hubo en mayo y si lo mejor para Catalunya es continuar hasta finales de año con un Govern en funciones, todo ello después de que en el año y medio anterior a las elecciones su capacidad de maniobra también se viera mermada por su extrema minoría en el Parlament.

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