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Mañana empieza un nuevo curso escolar para 1,3 millones de alumnos catalanes. Debería ser el día D en el que se inicia una necesaria reforma de la enseñanza. Y no lo decimos nosotros. Sindicatos y docentes piden poner fin a continuos cambios educativos para subir el nivel del alumnado después del demoledor informe PISA que situaba a los estudiantes catalanes a la cola del Estado en matemáticas, comprensión lectora y ciencias. No lo va a tener fácil la nueva consellera de Educación y Formación Profesional, Esther Niubó, porque no se ha llegado a esta dramática situación de la noche a la mañana. En 2005 se publicaba el libro Generació L, en el que el profesor leridano Pere Pena, hoy jubilado, alertaba de que las continuas reformas legislativas se habían traducido ya en ese momento en que uno de cada cuatro alumnos de secundaria no sabía leer ni entender un texto y no tenía cultura matemática. Pena lamentaba que palabras como disciplina, estudio o esfuerzo habían desaparecido de las aulas y que eso había tenido consecuencias. El tiempo le ha dado la razón. En 1990 se aprobó la Logse, primera ley educativa integral tras el franquismo. Fue la primera decepción. Se basaba en el modelo británico de los años sesenta que, lógicamente, ya estaba caduco y desde entonces se han sucedido los cambios de normativa sin que ninguno haya solucionado los problemas estructurales que se arrastran y se aplazan debates como el de la revisión de la introducción de nuevas tecnologías en las aulas, cuando países más avanzados han vuelto a los libros y los apuntes porque los resultados no habían sido los esperados. Pero para ello se necesitaría una estabilidad que no dependiera del color político que gobierne. Es decir, que los proyectos se hicieran a diez años vista. Es solo un ejemplo de las muchas asignaturas pendientes. Escuelas e institutos necesitan más recursos y menos ratio para garantizar que un título académico sea algo más que un papel. El prestigioso pedagogo Gregorio Luri hace años que también alerta de lo que califica de “insensato baile de leyes” y pide revisar los aprobados por ley. Muchos deberes pendientes.

Café singular para todos

Si alguna cosa ha demostrado con creces el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, es que es capaz de convertir los problemas políticos en oportunidades. Está por ver si también lo conseguirá esta vez explicando a los suyos el modelo de financiación singular para Catalunya, que de singular tendrá poco, ya que se abre a que otros territorios también lo pidan. De momento, los presidentes de Castilla-La Mancha y Aragón, como era previsible, se rebelaron ayer ante el Comité Federal del PSOE

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