Sensibilidad y normativa en el bypass por l’Horta
Vecinos de l’Horta que residen en casas cercanas al bypass de la línea ferroviaria de alta velocidad denunciaron hace un año que sus inmuebles se estaban agrietando a causa de las vibraciones que provoca el paso de los trenes. Primero fueron una quincena de familias, y posteriormente se les fueron añadiendo más, de distintas partidas y también de Artesa de Lleida. Recientemente han constituido una plataforma que cuenta con más de 200 integrantes. A principios de este año, Adif, el ente público titular de la línea ferroviaria, empezó a medir las vibraciones en 17 edificios cuyos titulares le habían presentado quejas por estas grietas. El resultado de este estudio, que avanzamos en nuestra edición de hoy, señala que no hay un patrón único para este tramo, y que mientras en algunos puntos los temblores superan los límites fijados por la normativa, en otros están por debajo. Adif ya ha iniciado actuaciones para intentar reducir estos niveles, tiene previstas otras y repetirá dos veces las mediciones para comprobar si son suficientemente efectivas o no. En todo caso, más allá de los resultados concretos de estos informes, hay que pedir a este organismo –y al ministerio de Transportes, al que está adscrito– que tenga empatía con los afectados por esta situación. Está claro que deben velar por la correcta administración de los fondos públicos y que están obligados a comprobar si las grietas están causadas o no por las vibraciones de los trenes de alta velocidad. Ahora bien, que haya lugares donde las vibraciones estén dentro de los parámetros permitidos no implica que de entrada deba descartarse que han provocado los daños. Puede haber edificios que, por su antigüedad o por estar construidos con materiales de baja calidad, se hayan agrietado por los temblores aunque estos no sean excesivos. Lo primero que hay que tener en cuenta es que estas edificaciones –o al menos casi todas ellas– se encontraban allí cuando hace más de veinte años se construyó la línea ferroviaria por la que circulan todos los trenes de alta velocidad que no tienen parada en la ciudad. Otra cuestión a valorar es que la liberalización del servicio ha disparado el número de convoyes que pasan por este bypass, de unos 8 kilómetros de longitud. Cuando Renfe era el único operador, eran una veintena al día, pero ahora hay que sumar una decena de Ouigo, más de 30 de Iryo, y los Avlo (los AVE low cost de Renfe) y los AVE que van de Madrid a Francia. Es indudable que este gran volumen de tráfico ferroviario ha alterado las condiciones de vida de unos vecinos que hasta hace relativamente poco residían en una zona donde dominaba la tranquilidad. Adif ya tiene en marcha la redacción del proyecto para reparar las pantallas de protección del ruido existentes, pero no estaría de más que analizara si hay que instalar más en lugares que ahora carecen de ellas.