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Gisèle Pélicot, de 72 años, víctima de cientos de violaciones bajo los efectos de tranquilizantes y somníferos durante casi una década, se ha convertido en un símbolo en Francia y en todo el mundo por el coraje que ha demostrado durante todo el juicio por el que el tribunal penal de Aviñón declaró el jueves culpable de todos los cargos a Dominique Pélicot, exmarido de Gisèle. La Justicia francesa le ha condenado a 20 años de cárcel con cargos de violación agravada. Es la pena máxima que contempla la legislación francesa. Pélicot reclutó por internet a decenas de hombres que abusaron de su esposa mientras ella estaba inconsciente. Los otros 50 acusados reciben sentencias de entre 3 y 15 años, penas pírricas por lo sucedido, pero que no empañan ni el veredicto ni el ejemplo dado por esta mujer. “Es hora de que la vergüenza cambie de lado y que no recaiga sobre las víctimas, sino sobre los violadores”. “Pienso en todas las víctimas desconocidas cuyas historias siguen sin contarse. Quiero que sepan que compartimos la misma lucha. Quiero expresar mi agradecimiento a las personas que me han apoyado durante esta dura prueba. Sus mensajes y testimonios me han conmovido profundamente y me han dado la fuerza para volver, cada día, y sobrevivir a estas largas audiencias diarias”, son los mensajes dados por Gisèle que ha logrado no solo una victoria judicial, sino mediática y social, que es un ejemplo para muchas otras mujeres que han sufrido o sufren vejaciones, agresiones o directamente violaciones sexuales cada día y en todo el mundo. “Merci, madame”, “Gracias, señora”, “Gràcies”, son algunos de los titulares que le han dedicado algunos periódicos de medio mundo a los que nos sumamos. Hay que recordar que durante la dictadura franquista el Código Penal introdujo un artículo que decía: “El hombre que matara a su esposa sorprendida en adulterio sufrirá pena de destierro y será eximido de castigo si solo le ocasiona lesiones”. Es lo que se denominó como “privilegio de la venganza de la sangre” vigente hasta el año 1963. Y por supuesto, a ninguna mujer se la hubiera ni escuchado si hubiera denunciado ante un juez que la había violado el propio marido. Las leyes han cambiado y el feminismo ha logrado con mucha sangre, sudor y lágrimas un mundo mejor, pero hacen falta todavía muchas Gisèle para llegar a la igualdad real.

Las hipotecas se disparan

La desescalada de los tipos de interés está impulsando la compraventa de vivienda en España y la constitución de hipotecas a cifras no vistas desde la burbuja inmobiliaria. Buena noticia para la economía y que debe dar un impulso a la vivienda, el gran problema actual en nuestra sociedad

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