La reinserción se complica
Por primera vez en la historia, un pontífice ha abierto una Puerta Santa en un centro penitenciario y no en una basílica. Francisco eligió la cárcel de Rebibbia, una de las más grandes de Italia, para conmemorar el Jubileo, que se celebra cada 25 años, con esta simbólica manera de alcanzar la indulgencia. El gesto del papa coincide con la decisión del gobierno español de eliminar el subsidio que ayuda a reinsertar a los presos cuando salen de la cárcel. Se trata de una medida polémica, puesto que deja a los exreclusos en una situación delicada dada la evidente dificultad que tienen para encontrar un trabajo inmediatamente después de quedar en libertad. Solo en Lleida la decisión del Estado afectará a medio centenar de presos, que ya no podrán cobrar el pago por desempleo sino que tendrán que optar al Ingreso Mínimo Vital. Sobre el papel, no parece un cambio significativo, pero el primer ingreso del SEPE llegaba hasta ahora al mes de salir de prisión, mientras que el trámite de la Seguridad Social tarda una media de 141 días. Cuatro meses y medio que pueden llegar a ser medio año sin que las personas que acaban de recuperar su libertad dispongan de ningún ingreso para poder empezar de cero tras la condena. Por si eso fuera poco, cada interno perderá 80 euros al mes, ya que el subsidio de paro era de 480 euros en catorce pagas, mientras que el Ingreso Mínimo Vital es de 400 euros al mes de media. Es pronto para dar la voz de alerta, pero abocar a las personas que acaban de cumplir condena a la indigencia no parece la mejor solución para que puedan reinsertarse en la sociedad.Treinta muertes al díaUn total de 10.457 personas han muerto en su intento de migrar a España en 2024, el año más mortífero, según el recuento de la organización Caminando Fronteras. Eso significa que han perdido la vida 30 personas cada día intentando llegar a las costas españolas, de las que 1.538 eran menores y 421 eran mujeres. Son cifras desgarradoras que no dejan de subir. De hecho, el número de víctimas mortales es un 58% superior al registrado en 2023. Por rutas migratorias, se registraron 9.757 muertes en la llamada ruta atlántica, la de las Islas Canarias; 517 en la ruta argelina, que tiene como destino las Baleares; 110 en el Estrecho y 73 en la que atraviesa el mar de Alborán. El documento de la ONG analiza 293 tragedias que tuvieron lugar en alguna de las diferentes rutas recorridas por quienes intentan llegar a Europa a través de las fronteras españolas y en las que a 131 embarcaciones se les perdió la pista. Muchas desapariciones y muchas tumbas sin nombre, demasiadas, de personas que huyen de guerras, de la explotación sexual o laboral y del cambio climático y se las traga literalmente el mar.