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El histórico partido AEM-Barça en el Camp d’Esports constató, entre otras cosas, que fue una gran fiesta reivindicativa del fútbol y del deporte femenino en general pero, sobre todo, de que eventos de esta índole son un óptimo vehículo educativo para fomentar un valor tan amenazados en estos tiempos que corren como es la igualdad. El club leridano dio a conocer ayer la cifra oficial de espectadores, un total de 10.473, que abarrotaron el estadio –con una larga cola que llegaba hasta el Passeig de Ronda y que solo se había visto en partidos importantes de play off del Lleida– y, entre las pobladas gradas, una gran cantidad de niñas y jóvenes que empiezan a tener referentes en los terrenos de juego más allá de Messi o Lamine Yamal y que sueñan con llegar a ser un día como una de las cracks del Barça o jugar en el primer equipo del AEM. El ambiente que se vivió y la atmósfera que se creó son consecuencia de la labor de un club que, por mucho que se haya avanzado en el tema de la igualdad y el deporte femenino, no siempre cuenta con la visibilidad que se merece. El miércoles sí fue gran protagonista en este año en el que cumple su centenario (1925-2025) una entidad con la que la ciudad tiene una enorme deuda pendiente. El AEM, junto a otros clubes, fue el embrión en 1939 del Lérida Balompié que luego daría origen a la UE Lleida. En los años 50, AEM y UE Lleida formarían el primer equipo juvenil de la provincia, poniendo la primera piedra del concepto de fútbol base. Pero la gran apuesta del AEM fue crear una sección de fútbol femenino en 2003 que, gracias a la labor de muchas personas del club y a la visión del fallecido y añorado entrenador Dani Rodrigo, hizo posible que en la temporada 2016-17 un equipo infantil de chicas ganase una Liga masculina. El impacto mediático fue tal que mereció que el diario The New York Times le dedicase un amplio reportaje poniendo a Lleida en el mapa. Y en la actualidad, el primer equipo del AEM lucha desde hace un par de temporadas por ascender a la Liga F, la máxima categoría estatal. Enarbola así con orgullo la bandera del deporte femenino en la ciudad. Hay que felicitar, pues, al AEM por sus cien años tan bien llevados y por enseñar que, a través del deporte, no hay retos imposibles en la sociedad y que los sueños, con mucho trabajo y también con grandes dosis de ilusión, pueden llegar a hacerse realidad. Lamentar solo el poco eco que poner 10.000 personas en el Camp d’Esports para ver fútbol femenino ha tenido a nivel nacional. Solo el Barça en el Camp Nou en varias ocasiones ha logrado reunir a tanto público, ya que cuando juegan en el Johan Cruyff, aunque llenen, su capacidad es de 6.000 personas y a nivel estatal en contadas y puntuales competiciones se superan los 10.000 espectadores. Una lástima que no hayan dado visibilidad a un evento tan significativo e importante para todo el deporte femenino.

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