Drogas blandas, condenas aún más blandas
El título del último libro de la periodista especializada en temas judiciales y policiales Fàtima Llambrich era elocuente: Brots de narcosocietat (Columna). En unos pocos años el país ha dejado de ser un lugar de paso de la droga que se distribuía en Europa a ser productor, y eso ha conllevado la implantación de bandas de narcotráfico especializadas en marihuana en nuestra sociedad. Las cifras hablan por sí mismas. Solo hasta septiembre, los cuerpos policiales habían detenido unas 70 personas en las comarcas de Lleida y decomisado unas 30.000 plantas. Si focalizamos, vemos la dimensión del problema. En los últimos ocho meses se han desmantelado nueve plantaciones de marihuana en la comarca de Les Garrigues en operativos que se han saldado con la detención de 16 personas y se han intervenido más de 5.000 plantas y 54 kilos de cogollos. Es un fenómeno al alza. Los Mossos d’Esquadra asisten impotentes al aumento de delitos relacionados con el narcotráfico. Las bandas se han instalado en Ponent por tres razones básicas: la situación geográfica, cercana a Francia; la invisibilidad que da el ámbito rural a estos negocios, que a menudo pasan desapercibidos, y una legislación favorable a los delincuentes. Es por eso que los Mossos d’Esquadra reclaman el endurecimiento de las condenas. Al ser considerada una droga blanda, la condena mínima por traficar con marihuana es de solo un año y no tres, como ocurre con la cocaína, por ejemplo. Traficantes especializados procedentes, en muchos casos, de países del Este sacan provecho de la situación, pese al cerco policial. Y es que en Lleida se consiguen hasta cinco cosechas en un año gracias a la alta tecnología agronómica, que convierte las explotaciones en fincas punteras. Albania es el país de origen de 43 de los 86 encarcelados en Ponent por delitos contra la salud pública, aunque el perfil de los traficantes es muy diverso. Se necesitan productores, pero también vigilantes de las fincas o electricistas. De hecho, el elevado consumo de luz es, a menudo, uno de los indicadores de la actividad clandestina. En 2024 Endesa detectó 44 conexiones ilegales en las comarcas de Lleida. Habrá que hacer caso a los Mossos y promover un endurecimiento de las condenas para evitar que los brotes del título de Fàtima Llambrich crezcan y nos conviertan en una narcosociedad.
Cambios necesarios
El área de Equipamientos Operativos y Tecnología de los Bomberos ha remitido una circular a los responsables de los parques de bomberos voluntarios para que se adapten para poder acoger a mujeres con garantías de privacidad. Una medida necesaria para avanzar en la feminización del cuerpo