Guerra comercial que perjudica a los ciudadanos
La guerra comercial a nivel mundial desatada por el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, con la imposición de un arancel general a las importaciones del 10% y de otros mucho más altos en función de los países –como el 34% a los productos de China o el 20% a los de la UE– ha provocado un desplome generalizado en todas las bolsas, incluida la de Wall Street. Es el primer efecto visible de lo que diversos expertos coinciden en calificar como el mayor cambio en el comercio mundial en los últimos cien años y todo apunta a que las consecuencias negativas se irán ampliando en las próximas semanas y meses, a medida que los demás estados impongan aranceles similares a los artículos procedentes de EEUU, como ya ha anunciado China. Las empresas y países para los que el mercado estadounidense es uno de los grandes destinatarios de sus exportaciones serán los principales afectados, porque por mucho que busquen alternativas, será difícil que estas puedan tener un volumen similar de demanda. En lo que respecta específicamente a Lleida, la dependencia de EEUU no es demasiado alta, excepto en algunos sectores como el aceite o empresas de maquinaria agrícola. Entre estas últimas hay casos como el que damos cuenta en nuestra edición de hoy, en el que la mitad de su producción se exporta a este país. En mayor o menor proporción, la actividad económica mundial se resentirá en un momento en que ya existía el temor a una posible recesión, que ahora cobra cada vez más fuerza. Como siempre, los principales damnificados seremos los ciudadanos de a pie, porque aparte de los puestos de trabajo que puedan perderse, está claro que una guerra comercial comportará un incremento de la inflación, lo que perjudica especialmente a las personas con menos ingresos. La paradoja es que el presidente de la Reserva Federal norteamericana, Jerome Powell, ha advertido públicamente que la imposición de estos aranceles provocará también este efecto en su propio país. En esta línea, un estudio del Laboratorio de Presupuesto de la Universidad de Yale cuantifica en 3.800 dólares al año el sobrecoste medio que deberá soportar cada hogar estadounidense. Además, varios informes indican que tampoco servirán para fortalecer la actividad industrial a nivel nacional, al menos a corto plazo, cuando era uno de los objetivos declarados por Trump. Siempre cabe la esperanza de que este acabe dando marcha atrás o de que el resto del mundo sea capaz de articular estrategias que limiten los daños, pero esta y otras decisiones que el presidente estadounidense ha adoptado durante los primeros meses de su nuevo mandato demuestran los riesgos que entraña ponerse en manos de líderes populistas que prometen soluciones fáciles a problemas complejos y que al final solo acaban beneficiando a los más poderosos en detrimento de la mayoría de los ciudadanos.