PERSONAS Y ORGANIZACIONES
¿Tanto monta, monta tanto? ¿Implicación vs. compromiso?
Todos los expertos afirman que para que una determinada organización consiga sus principales objetivos es necesario que sus miembros estén comprometidos e implicados con la misma. Sin embargo, pocos definen dichos conceptos o señalan las diferencias entre los mismos. Sería conveniente saber qué significa exactamente para ellos estar implicado o comprometido con una u otra organización.
Por mi parte, y de momento, emplearé uno u otro término de manera indistinta. Son muchos los especialistas de cada ámbito: familiar, empresarial, deportivo, social o de cualquier índole asociativa que durante este 2022 continuarán insistiéndonos sobre la importancia que tiene para las organizaciones que sus miembros se encuentren altamente comprometidos con sus objetivos. Pero habría que preguntarse: ¿es posible que alguien pueda estar comprometido con tantos colectivos a la vez? Familia, empresa, colegas, etc.
Y en el caso de que su respuesta fuera un sí, ¿sería positivo para él? La realidad es que, en la medida que una persona se comprometa con tantas organizaciones, le supondrá elegir entre intereses distintos. Sirva de ejemplo cuando la implicación con el trabajo acarrea jornadas interminables, lo que va a entrar en contradicción con el de estar comprometido con la familia y con su demanda de dedicación. Variables de las que depende el compromiso Entre los factores intrínsecos al individuo, cabe señalar la centralidad que, en el campo laboral, significaría la importancia que el propio individuo concede al trabajo.
Si para él este no tiene un papel central o importante en su vida, estaremos perdiendo el tiempo intentando implicarlo, pues se limitará a cumplir con su responsabilidad y cualquier esfuerzo adicional por aumentar su participación e implicación por parte de la empresa resultará en vano. Teniendo en cuenta que el individuo y su labor se desarrollan en un determinado contexto, podríamos señalar el clima y la cultura de la empresa como las variables externas más relevantes, que actuarán como potenciadores o inhibidores en el desempeño de los individuos y de sus responsabilidades en la organización. El plato de huevos con bacón Una autora especializada en desarrollo organizacional que se atreve a definir el compromiso es Nerea Urcola, quien nos indica qué es un contrato afectivo, no escrito, que actúa a modo de vínculo entre una persona y la propia organización, una forma de actitud positiva que beneficia a ambas partes.
La escasa bibliografía que nos señala diferencias entre implicación y compromiso indica que, en la implicación, el individuo, además de estar alineado con los valores de la organización, lo está también con su voluntad de conseguir la máxima excelencia. Un ejemplo nos puede servir para ver la diferencia entre una persona comprometida y otra implicada. Supongamos que, por nuestra parte, invitamos a dos amigos a cenar el próximo fin de semana y ambos, después de revisar sus apretadas agendas, nos responden positivamente.
Podemos afirmar que los dos se han comprometido, pues los dos van a asistir. Uno de los dos nos avisa de que él preparará y llevará los postres, nuestro segundo amigo no solo se compromete, también se implica. Un ejemplo más aplastante y que nos quedará en la memoria para siempre al querer recordar la diferencia entre compromiso e implicación es el del plato de huevos con bacón.
Aquí, la gallina se compromete pero el cerdo se implicó.