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Errores, mentiras, personajes públicos y cuadrúpedos

RRHH / SeleccióN del TalentO

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Errado vs herradoRecuerdo a un catedrático que nos daba clase de cálculo en Ingeniería, quien aparte de ser un excelente profesor tenía otras cualidades que no eran exigibles en la oposición a cátedra, entre ellas: una fina ironía y hasta un poco de mala baba. Un día, mientras nos impartía clase, puso sobre la mesa alguna de esas cualidades, descargándose con un alumno que acababa de equivocarse. Escribió en la pizarra: “No solo está usted errado, también está herrado”. Y por si a alguno no nos quedara claro el mensaje, apostilló verbalmente: “¡Como un burro!”. Si bien entre las personas y los citados animales, los únicos que deberían estar herrados deberían ser estos últimos, hay algunos personajes de la vida pública actual que se empeñan en convertirse en defensores de lo indefendible, y que después de meter la pata una vez y la siguiente no solo no se disculpan, sino que cual animales obstinados se oponen a verdades que a los ojos de los demás resultan obvias. Así ponen en evidencia que no solo están equivocados, sino que llegan a estar herrados como si de unos cuadrúpedos se tratara. Mentira y autoengañoSi bien aquellos voluntarios que militan entre los mentirosos lo hacen conscientemente y saben que lo que están diciendo no es cierto, quien se miente a sí mismo se pretende convencer de que una situación que es mentira no lo es, lo cual lleva al protagonista a experimentar un cambio de percepción y a distorsionar la realidad. En relación con los practicantes del autoengaño, ya en el año 1879 Dostoievski nos recordó a todos en Los hermanos Karamazov que “El hombre que se miente a sí mismo y escucha su propia mentira llega a un punto en el que no puede distinguir la verdad”. En relación con los mentirosos, los hay de corrientes, y hasta ilustres, como el caso de Frank Abagnale, quien en los años cincuenta del siglo pasado protagonizó uno de los mayores engaños en la sociedad de entonces, haciéndose pasar por un experto en varias disciplinas como las de piloto o médico. Una historia que llevó al cine en el año 2002 Steven Spielberg, bajo el título Atrápame Si Puedes, interpretada magistralmente por Leonardo DiCaprio en el papel del mentiroso y por Tom Hanks, en el del agente del FBI que tuvo como misión y hasta como obsesión capturarlo.La mentira como ejercicio de socializaciónPodríamos enumerar un largo número de situaciones en las que la mentira, no solo no produce un efecto perverso, sino todo lo contrario y, por lo tanto, puede ayudar en nuestra socialización. Mentimos a nuestros hijos pequeños cuando nada más salir de Lleida con destino a la playa nos preguntan si hemos llegado. También desde pequeños nos enseñan tradiciones que se explican apoyadas en la mentira, como decirles a los niños que los regalos de Reyes los traen sus majestades los Reyes de Oriente. Contamos mentiras piadosas cuando decirle la verdad a nuestro interlocutor puede herir su sensibilidad. Las mentiras y el autoengaño son tan viejas como el propio ser humano. Como lo demuestra la fábula de la zorra y las uvas en la que Esopo nos explica cómo el astuto animal, al no poder alcanzar la fruta, prefiere engañarse a sí mismo, diciendo que las uvas están verdes. Antes de reconocer que no podía cogerlas, lo que le hubiera provocado un sufrimiento mayor a causa del sentimiento de la frustración.

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