Valores y antivalores del trabajo
RRHH / SeleccióN del TalentO
Cuando el trabajo mataEn psicología del trabajo siempre hemos estudiado, y en la mayoría de las veces lo hemos podido corroborar, que el trabajo debe aportar un doble valor a quien lo realiza: instrumental y de autorrealización. El primero va orientado a conseguir los recursos necesarios capaces de cubrir nuestras necesidades básicas y hasta otras más superfluas; el segundo deberá ser un medio a través del cual las personas podamos alcanzar nuestro crecimiento personal y, con ello, fortalecer nuestra autoestima. Sin embargo, cuando quien realiza la actividad de trabajar es un niño o una niña, lo único que se da es la explotación del menor, pasando a convertirse el trabajo en un acto perverso que somete a quien lo realiza en un esclavo y a quien se aprovecha de ello en un opresor de esas pobres criaturas, a las que los padres en particular y la sociedad en general tienen la responsabilidad de satisfacer sus necesidades más básicas como miembros pertenecientes a ambas instituciones y posibilitando que puedan dedicar tiempo al juego con sus iguales y a una educación que les permita su plena integración en la sociedad actual. Lo que, en definitiva, y en esencia, es ser niños.Contra el trabajo infantilEl pasado doce de este mes de junio se celebró el día contra el trabajo de los menores. Su objetivo: sensibilizar a la sociedad sobre la alarmante cifra de niños que sufren explotación infantil. Una larga cadena formada por los desgarradores eslabones que van, desde la trata de niños, el trabajo forzoso, la explotación sexual, hasta la incorporación de los críos a las filas de las fuerzas armadas. La lista de tales prácticas es tan larga y horrible que no es cuestión de que miremos hacia otro lado y creamos que esas prácticas solo se dan en los países subdesarrollados, pues si entendemos la explotación infantil como esa cadena de sometimientos al menor, la lacra se extiende por todos los países y continentes. Todos los organismos que publican datos al respecto, desde la OIT, la Unicef, etc., coinciden en que más de 60 millones de niños en el mundo sufren de una u otra forma explotación infantil y que, si bien la cifra venía teniendo una reducción en los años previos a la pandemia, desde entonces han vuelto a emprender el camino del crecimiento a razón de incluir en dicho listado a más de dos millones de criaturas por año.Hasta el año que vieneEsperemos que las voluntades de cambio no vayan con la moda ni con el calendario de las celebraciones y que, quienes tienen la obligación de luchar contra la citada explotación y de asignar los recursos legales y económicos lo hagan. Se celebrarán otros aniversarios y, siendo positivo en sí mismo, convendrá tener presente siempre los resultados. En España, todas las fuentes afirman que no existe trabajo infantil, aunque también señalan que lo que aquí nos toca hacer es asegurarnos, como ciudadanos y consumidores, de que no compremos productos elaborados aprovechándose de la mano de obra infantil y, a las empresas, de que a lo largo de la cadena de suministro cuenten con la garantía de que nadie se haya aprovechado utilizando a los niños como mano de obra o cualquier otra forma de explotación infantil. Y que los pequeños, aquí y en cualquier parte del mundo, cuenten con las garantías a las que tienen derecho.