LA CONTRACRÓNICA
Un papel que no le va
Aunque Gustavo Siviero tenga como un referente al Cholo Simeone, me da el pálpito de que, en el fondo, no le gusta disputar los partidos siempre sobre el alambre, haciendo equilibrios para no acabar estrellándose en el suelo. Y mira por donde ya lleva dos consecutivos: el miércoles ante L’Hospitalet y ayer, ante el aT. Saguntino. Los dos acabaron bien. Es cierto. Pero con demasiado sufrimiento cuando este Lleida parece diseñado no para agónicas remontadas o para luchar más de medio tiempo en inferioridad numérica, sino para imponer un estilo de juego, una marca, una filosofía y con ella alcanzar la victoria. Que supongo que no es por no hacer lo otro, que si hay que hacerlo, pues, se hace... pero como que no. Por eso en la sala de prensa, además de la lógica satisfacción por tan trabajada y épica victoria, Siviero hizo también autocrítica por la manera en que se llegó a ese sufrimiento para poder evitarlo, en lo posible, en lo sucesivo.
De cara a los aficionados esa exhibición de testosterona es positiva. Lo de “sudar la camiseta” y lo de “partirse la cara hasta el final”, tiene siempre muy buen cartel. Gusta. Como gustó el gol-arte de Cristian AlFonso en el 1-0; el ver que Òscar Rubio vuelve a ser el de siempre –ese robo en el área rival de la segunda parte levantó oleadas de aplausos– o quedarse con la boca abierta tras esa galopada de más de ochenta metros de Xavier Quintillà que originó el penalti que significó el 2-0. Esa carrera formará parte, y en lugar preferente, de la memoria colectiva del Lleida Esportiu. Lo demás es perfectamente olvidable, el penalti de principiante de Andriu; la falta de concentración del Turu Flores viendo dos tarjetas en siete minutos y dejando al equipo con diez o el descaro del técnico visitante que, al más puro estilo Seligrat, quiso despistar al Lleida con un baile de dorsales colocando al “5” de punta; al “4” y el “8” como laterales; el “9” y el “11” como centrales y el “3” como centrocampista. Lo intentó pero no le salió bien. A los seis minutos su equipo ya perdía por 1-0.