Ilusión renovada

Transcurridas cuatro jornadas de Liga convendréis conmigo que la palabra que define mejor la temporada es ilusión. Dispone de varias acepciones y conectada siempre a emociones positivas. Está vinculada a los sentidos y es aquella capacidad que tenemos las personas para reunir fuerzas y concentrarlas en favor de un objetivo. Ilusión significa engaño. Es este don que tenemos para creer en aquellas cosas que no vemos pero que nos ayudan a vivir.

Vemos un equipo joven, talentoso, equilibrado, descarado y afianzado en sus convicciones donde la veterania de un Miquel Feliu se complementa con la sobriedad de un Demétrio, la valentía de un Nevels, los cimientos de Marc Martí, la intimidación de M’baye o la maestría de un Luka Rupnik. El resto son bien conocidos y admirados por ser de la “casa” y en crecimiento.

Los fichajes han sido muy acertados por lo que hemos visto hasta ahora con un Borja, viejo conocedor de la casa, capacitado para afrontar empresas de mayor envergadura y se ha encontrado un equilibrio tanto en la pintura como en el perímetro. Si le añadimos que los canteranos tiene posibilidades y crecen día a día, no hay duda de que disfrutaremos de un basket dinámico, alegre, atrevido y creativo que hará las delicias de jóvenes y mayores.

Los partidos se pueden ganar y se pueden perder. Sin embargo es importante saber a qué se juega y cómo hacerlo. Veo ilusión y cuando nos ilusionamos nos sentimos bien, llenos y motivados. Nuestra mirada cambia y el estado emocional también. Nos sentimos entusiasmados y cargados de energía. Es un sentimiento que nos apodera. La ilusión tiene que acompañar el viaje del Força Lleida por la LEB Oro. Gilbert Keith Chesterton ya decía que la ilusión aviva nuestro sentimiento de felicidad y por eso la tenemos que renovar y cultivar.