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Carlos Doncel aguanta el balón ante la entrada de un rival, en una acción del partido de ayer.

Carlos Doncel aguanta el balón ante la entrada de un rival, en una acción del partido de ayer.

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Tradicionalmente el invierno ha sido siempre muy duro para el fútbol en el Lleida. Es esa época en la que solo los más irredentos espectadores son capaces de aguantar las gélidas temperaturas en el Camp d’Esports. Son jornadas en las que el equipo sabe que parte de la afición está ‘hivernando’ y que espera a la primavera para decidir, en función de cómo vaya clasificado el equipo, reengancharse en mayor o menor número.

El General Invierno suele cobrarse peaje en Lleida. A veces ha sido en forma de resultados, como en la época de Mané, cuando el equipo acostumbraba a tener un bajón en enero, y habitualmente lo hace siempre en forma de espectadores. Por tanto, este invierno se presenta muy duro para el Lleida. Los resultados ya no están acompañando y la afición ya acude en escaso número al estadio, a causa del conflicto con la directiva, cuyo final aún no se vislumbra.

La situación es muy incómoda, porque el General Invierno es muy difícil de batir. La historia explica que ejércitos poderosos, como el de Napoleón en el Siglo XIX, o el de la Alemania hitleriana en el XX, se estrellaron ante él. Los franceses pretendían dominar toda Europa, que nada escapara a su control, y el continente, desde el Atlántico al Báltico y desde Portugal a Italia, estaba bajo el dominio galo. Sin cerrar carpetas, Napoleón abrió otra más, la de Rusia, a pesar de que tenían un acuerdo entre ellos. Entró en Moscú, pero fue una victoria pírrica que empezó a marcar su declive.

Un siglo después fue Alemania la que se obsesionó con dominar Europa. También abrió la carpeta rusa sin tener cerrados otros frentes. Y volvió a topar con el General Invierno. Ya lo dice el refrán, quien mucho abarca, poco aprieta. Y ya lo dice el sentido común, no hay nadie que gane siempre todas las guerras.

El Lleida tiene en estos momentos demasiados frentes abiertos. En deporte, como en la vida, se necesita sumar muchas cosas para conseguir victorias, pero no hacen falta demasiadas para provocar derrotas.

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