El amigo invisible

C on la proximidad de las fiestas de Navidad y Fin de Año es época de celebración de las resurgidas cenas de empresa, amigos, asociaciones, peñas, padres del colegio, paseadores de perros, vecinos de escalera... y todo tipo de agrupaciones. En ellas se ha instaurado, creo que definitivamente, la figura del ‘amigo invisible’. Todos lo hemos sufrido. Ese compañero o compañera que con la mejor de las intenciones te regala algo feo, inútil y barato que tu indefectiblemente regalarás a quien te toque en la próxima cena. De este modo se establece una especie de rotación de regalos de amigos invisibles que hace que en algunos casos el regalo que tu aportaste a la primera cena vuelva a tus manos en la última. Es un misterio como sucede, pero sucede.

Ayer, 4.400 ‘amigos visibles’ se dieron cita en el Barris Nord para asistir a la presentación de la base y a una nueva victoria del primer equipo. En 14 jornadas llevamos un récord de 10-4. La temporada pasada en esta misma jornada el balance era justo el inverso, 4-10. En once días hemos jugado 4 partidos y hemos ganado 3, lo que a mi juicio da mucho más mérito a la victoria de ayer. Creo que el equipo ha sabido cambiar de identidad sin perder eficacia y eso dice mucho. Solo un pero: hay que mejorar la gestión de los finales de partido con ventaja. Muchas cosas han cambiado en el equipo, en el club y en la afición, y casi todas positivas, por ello debemos aprovechar esta especie de circulo virtuoso para asentar el proyecto y plantear, por qué no, nuevas metas.

Al parecer la figura del ‘amigo invisible’ tiene su origen en Venezuela a principios del XVIII y ha llegado a nuestros días sin apenas cambios en su formato. Personalmente voto por erradicarlo o directamente prohibirlo. Soy de los que tienen mala suerte con los regalos.